Publicado en La Razón el 03.10.2019
El presidente norteamericano
Donald Trump ha “insultado” a los funcionarios del Servicio de Inteligencia que
han filtrado las presiones de su presidente a los presidentes de Ucrania, Volodímir Zelenski, y Australia, Scott Morrison y que ha provocado, nada
menos, que el inicio de un proceso de destitución, “impeachment”.
Trump les llama espías y traidores asimilando lo que para
él son graves insultos, cuando lo que han hecho estos buenos funcionarios
estadounidenses es denunciar irregularidades graves en el comportamiento de su
presidente.
Varias consideraciones al respecto: En primer lugar,
aclarar lo que es un espía y a qué se llama habitualmente espía. Un espía en el más puro sentido del
término es un “funcionario” de un estado, que cumpliendo según que mandatos
de su gobierno, vela por la seguridad de sus compatriotas y sus bienes.
Si en el ejercicio de su función se encuentra una acción en
contra de esos intereses y a quien la ha cometido, aunque sea su presidente del
gobierno, tiene la obligación de comunicarlo a sus superiores. Ellos sabrán qué
hacer con la información.
Un espía, funcionario de un estado, cobra lo estrictamente justo a su categoría laboral y su motivación
suele ser, en un altísimo porcentaje el idealismo. Lo define muy bien el autor
catalán Domingo Pastor Petit en su obra de 1976, “La guerra de los espías” – Editorial
Bruguera.
Dice así: “Tras el sujeto disfrazado de espía, suele
haber algo que el lector no es muy dado a sospechar en quienes le rodean… Este
oficio gris, frío, mal compensado y compañero cierto de la angustia, que
precisa nervios de acero y tesoros de inteligencia deductiva e intuición,
recluta lo más electo de sus artesanos en las filas de los idealistas. Sí, hay
que repetirlo: de los idealistas.”
La
palabra “traidor” no hay que explicarla, poro a la luz de lo que cabo de
transcribir, coincidirán conmigo en que en nada se parecen ambos conceptos.
Pero
volvamos a los “espías”, a los funcionarios espías que además son los
encargados de obtener información sensible sobre determinado país u objetivo y
que muchas veces se sirven de “confidentes”,
“infiltrados” o personas que, por otra motivación, muchas veces económica,
facilitan información muy importante para la seguridad del país, cobrando
precisamente por esa información, en esos casos las cantidades son
proporcionadas con la calificación que su información.
Si
Trump cree que los insulta es que no sabe de qué va esto de los Servicios de Inteligencia.
Seguramente terminará destituyendo a sus jefes, y van…, pero estoy seguro de
que quienes sustituyan a los actuales actuarán de igual manera ante situaciones
similares.
¿Que
no todo es tan idílico en los servicios? Naturalmente, y ¿dónde lo es? El ser
humano, capaz de lo mejor y de lo peor, es el componente fundamental de
cualquier organización, no son máquinas y hay casos de corrupción como en todas
partes, pero no juzguemos nada más que a los corruptos, no al organismo. No es
justo.
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