NO ES PAÍS PARA CUERDOS
OTRA VEZ LAS DOS ESPAÑAS
“Españolito que vienes al mundo / te guarde Dios / una de las dos
Españas / ha de helarte el corazón” recitaba Antonio Machado en “Campos de Castilla” publicada en 1912, los
mismos versos con los que yo comenzaba un artículo de prensa (Las dos Españas – Diario de Cádiz –
02.07.2010), un siglo más tarde, hace ya más de diez años y lo que parecía
superado, esa división cainita entre
españoles, parece rediviva y con más fuerza si cabe.
Cataluña
no es más que un ejemplo de una realidad nacional. El odio al diferente se enseñorea en
las manifestaciones, ataques personales o colectivos en los modernos medios de
comunicación, insultos, amenazas…ya no entre ideologías, como antaño, ahora es el odio inculcado a fuego lento en
nuestros niños y jóvenes el que ha florecido y dado como fruto todo lo que está
pasando, insisto, y no solo en Cataluña, dividía al cincuenta por ciento entre
los que se consideran españoles y los que no, entre los que un gran número son
provenientes de otras regiones españolas e incluso de la emigración foránea.
En el resto de España, la
transición y la Constitución del 78
aprobada muy mayoritariamente por los españoles, había traído la paz, el
reencuentro, el perdón y hasta al amnistía, pero han pasado treinta y nueve
años y la generación que nació después del 78 o poco antes, en un número importante, no acepta que
aquella transición modélica, imitada y admirada en otros países, fuera el final del secular enfrentamiento
entre españoles y un aciago día al presidente Zapatero, para dar satisfacción justa a los deudo de
personas fusiladas en la postguerra, olvidando los muertos en “paseos”,
checas, quema de conventos, Asturias 1934 y otros muchos crímenes anteriores al
golpe de Estado franquista, como si la historia de España empezara en julio de
1936, como si nada hubiera pasado desde
la proclamación de la segunda república en 1931.
“Cifras cruentas”. Violencia
en la Segunda República, publicado en diciembre de 2015 por el profesor Eduardo
Gonzalez Calleja, (Editorial Comares, de Granada) cifra entre octubre de 1931 y el 18 de julio de 1936, al menos 2.629
víctimas de la violencia sociopolítica, donde se incluyen los más de 1.000
en el golpe de Estado en Asturias en 1934. Se refiere el autor a las víctimas,
fundamentalmente durante el llamado
bienio negro y el gobierno del Frente Popular, las continuas “algaradas”,
“ataques a la Iglesia”, “desorden”, “ataques a la propiedad privada” e
“incendios”, sin entrar en los asesinatos a los que nos hemos referido con los
“paseos” y “checas” en la zona republicana, durante la guerra.
Escribimos
en estas mismas páginas un artículo, “Memoria histórica para todos” (23.05.2017)
donde, de ninguna forma negábamos, ni lo
hacemos ahora, el derecho de las personas a encontrar y dar sepultura a sus
parientes víctimas de la violencia política, pero todos, no solo los del bando
republicano.
La Ley de Memoria Histórica vigente ignora esto,
solo se decanta por una parte de las víctimas, olvidando que la historia no empieza en 1936,
sino mucho antes y aun así también debería
abarcar a ambos bandos contendientes. Paracuellos es solo una parte.
Pedro Sánchez, si algún día llega a presidir el gobierno de la Nación, y a
juzgar por sus declaraciones e iniciativas parlamentarias que su partido va a
presentar, para “mejorar” la Ley de
Memoria Histórica, a quien va a “mejorar” a su correligionario Zapatero,
calificado por muchos como el peor presidente de la democracia.
Si algo ha conseguido esta nueva ola de
políticos, ignorantes de la historia de su país, ha sido reeditar las dos
Españas, como los independentistas catalanes han hecho con Cataluña. La fractura social provocada por el adoctrinamiento en el odio al diferente
durante tantos años está dando sus negros frutos. Antonio Machado lo
expresaba con claridad meridiana, por unos o por otros, los españoles parece
que siempre tenemos que tener helado el corazón.
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