miércoles, 3 de enero de 2018

DELITO DE ODIO

Publicado en La Razón el martes 2 de Enero de 2018

   NO ES PAÍS PARA CUERDOS
                                Jaime Rocha
            
                               
                                 
                DELITO DE ODIO

El Código Penal, que entró en vigor en julio de 2015, define el “delito de odio”  como de “incitación al odio y a la violencia” y establece penas de hasta cuatro años de prisión para quienes “fomenten, promuevan o inciten, directa o indirectamente, al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, pertenencia a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad.”
¿Cómo llamaríamos a esos profesores catalanes que durante años han inculcado el odio a España y a todo lo que de alguna manera representa a nuestra identidad nacional, nuestras señas de identidad más evidentes? A todo lo que signifique o meramente recuerde a España, incluido el descubrimiento y colonización de la América hispana, la fiesta de los toros, (no los “bous al carrer” naturalmente, típicos de Cataluña y en general el levante español, donde los animales, según ellos, no sufren ni mueren), rotulación de establecimientos en castellano,... ¿de qué les acusaríamos?
Aunque los políticos separatistas lo niegan, lo siguen negando, después de tantos testimonios, de tantos vídeos, de tanta queja en los medios de comunicación, es cierto que cuando unos padres catalanes han pretendido denunciarlo, la Alta Inspección de Educación, dependiente de la Delegación del Gobierno en Barcelona, sistemáticamente ha mirado para otra parte. Los acuerdos para formar gobierno nacional, tanto del PSOE como el PP, tienen mucho que ver con esta situación.
¿Y qué decir de los medios de comunicación públicos o subvencionados? En TV3 hemos visto parodiar y burlarse de nuestro Rey, de Jefes de gobierno españoles, deportistas que declaran sin complejos su españolidad, en fin, cuarenta años de adoctrinamiento en medios de comunicación y la enseñanza dan como resultado una fragmentación de la sociedad catalana donde una de las partes, casi el cincuenta por ciento, odia a la otra, odio que no es recíproco, por suerte,  lo mismo da que se trate de la misma familia, de amigos de años, de compañeros de trabajo… ¿creen que exagero?
No escribo a humo de pajas, conozco de primera mano testimonios de lo que escribo, afortunadamente tengo amigos y familia catalanes y sé muy bien lo que han sido estos cuarenta años, y si eso no es incitar al odio, no sé qué otra cosa puede ser lo que han sufrido los catalanes que se sienten tan españoles como yo.
¿Y ahora qué? Ya no se puede alegar ignorancia, ya no se puede mirar para otro lado, ya no se pueden pactar gobiernos del Estado con independentistas a cambio de dejarlos hacer lo que quieran. Tantos errores en la política nacional nos han llevado a un punto de no retorno, han ido envenenando a sus jóvenes y los ha fanatizado. Llevará generaciones volver a la situación de convivencia que existía antes del envenenamiento de las mentes.
¿Incita al odio contra la policía española mentir diciendo que han tenido 800 heridos o difundir fotos de otros años y otros sitos? Solo la señora que se vendó el brazo que no era y el señor al que le dieron en un ojo han intentado presentar denuncia contra la policía. ¿Y los otros 798? cuyos partes médicos estaban hechos con anterioridad al primero de Octubre, El odio es destructor, no se construye nada odiando y menos un país, como pretenden los independentistas catalanes.

OTRA VEZ LAS DOS ESPAÑAS

Publicado en La Razón el lunes 11 de Diciembre de 2017

NO ES PAÍS PARA CUERDOS
               
                     
                                  

          OTRA VEZ LAS DOS ESPAÑAS     
Españolito que vienes al mundo / te guarde Dios / una de las dos Españas / ha de helarte el corazón” recitaba Antonio Machado en “Campos de Castilla” publicada en 1912, los mismos versos con los que yo comenzaba un artículo de prensa (Las dos Españas – Diario de Cádiz – 02.07.2010), un siglo más tarde, hace ya más de diez años y lo que parecía superado, esa división cainita entre españoles, parece rediviva y con más fuerza si cabe.
Cataluña no es más que un ejemplo de una realidad nacional. El odio al diferente se enseñorea en las manifestaciones, ataques personales o colectivos en los modernos medios de comunicación, insultos, amenazas…ya no entre ideologías, como antaño, ahora es el odio inculcado a fuego lento en nuestros niños y jóvenes el que ha florecido y dado como fruto todo lo que está pasando, insisto, y no solo en Cataluña, dividía al cincuenta por ciento entre los que se consideran españoles y los que no, entre los que un gran número son provenientes de otras regiones españolas e incluso de la emigración foránea.
En el resto de España, la transición y la Constitución del 78 aprobada muy mayoritariamente por los españoles, había traído la paz, el reencuentro, el perdón y hasta al amnistía, pero han pasado treinta y nueve años y la generación que nació después del 78 o poco antes, en un número importante, no acepta que aquella transición modélica, imitada y admirada en otros países, fuera el final del secular enfrentamiento entre españoles y un aciago día al presidente Zapatero, para dar satisfacción justa a los deudo de personas fusiladas en la postguerra, olvidando los muertos en “paseos”, checas, quema de conventos, Asturias 1934 y otros muchos crímenes anteriores al golpe de Estado franquista, como si la historia de España empezara en julio de 1936, como si nada hubiera pasado desde la proclamación de la segunda república en 1931.
“Cifras cruentas”. Violencia en la Segunda República, publicado en  diciembre de 2015 por el profesor Eduardo Gonzalez Calleja, (Editorial Comares, de Granada) cifra entre octubre de 1931 y el 18 de julio de 1936, al menos 2.629 víctimas de la violencia sociopolítica, donde se incluyen los más de 1.000 en el golpe de Estado en Asturias en 1934. Se refiere el autor a las víctimas, fundamentalmente durante el llamado bienio negro y el gobierno del Frente Popular, las continuas “algaradas”, “ataques a la Iglesia”, “desorden”, “ataques a la propiedad privada”  e “incendios”, sin entrar en los asesinatos a los que nos hemos referido con los “paseos” y “checas” en la zona republicana, durante la guerra.
Escribimos en estas mismas páginas un artículo, “Memoria histórica para todos” (23.05.2017) donde, de ninguna forma negábamos, ni lo hacemos ahora, el derecho de las personas a encontrar y dar sepultura a sus parientes víctimas de la violencia política, pero todos, no solo los del bando republicano.
La Ley de Memoria Histórica vigente ignora esto, solo se decanta por una parte de las víctimas, olvidando que la historia no empieza en 1936, sino mucho antes y aun así también debería abarcar a ambos bandos contendientes. Paracuellos es solo una parte.
Pedro Sánchez, si algún día llega a presidir el gobierno de la Nación, y a juzgar por sus declaraciones e iniciativas parlamentarias que su partido va a presentar, para “mejorar” la Ley de Memoria Histórica, a quien va a “mejorar” a su correligionario Zapatero, calificado por muchos como el peor presidente de la democracia.
Si algo ha conseguido esta nueva ola de políticos, ignorantes de la historia de su país, ha sido reeditar las dos Españas, como los independentistas catalanes han hecho con Cataluña. La fractura social provocada por el adoctrinamiento en el odio al diferente durante tantos años está dando sus negros frutos. Antonio Machado lo expresaba con claridad meridiana, por unos o por otros, los españoles parece que siempre tenemos que tener helado el corazón. 

NO CON ESTE PSOE

Publicado en La razón el jueves 30 de Noviembre de 2017

   NO ES PAÍS PARA CUERDOS
                                           Jaime Rocha
                                

                  NO CON ESTE PSOE
      Si tras las primeras elecciones generales del 20 de Diciembre de 2015 en las  que el Partido Popular obtuvo 123 escaños, el PSOE 90 y Ciudadnos 40, estas tres fuerzas “constitucionalistas” hubieran pensado más en España que en sus intereses personales, con un Pedro Sánchez obsesionado con echar al PP del gobierno y ser él quien encabezara al ejecutivo, no hubiéramos tenido que repetir elecciones  el 26 de junio de 2016 con un resultado que mejoró lo conseguido por el PP en 2015 subiendo hasta los 137 diputados y bajando el PSOE a 85, cinco menos que en 2015 y Ciudadanos en caída hasta los 32 escaños, y nada de lo que tristemente ha acecido en España en estos nefastos años hubiera sucedido.
         Aún estaban a tiempo de la gran coalición, o de haber apoyado a un gobierno del PP, pero Sánchez siguió en sus trece y coqueteó y a punto estuvo de pactar con Podemos, que obtuvo 71 escaños, y dio hasta dio una rueda de prensa en la que se presentaron como futuros ministros y el propio Pablo Manuel Iglesias con vicepresidente.
         Mientras, el PSOE atraviesa la crisis más grave de su historia reciente, con el descalabro del Secretario General, la formación de una gestora y nuevamente Sánchez a la secretaria general. Muchos cambios en ese tiempo para llegar al mismo punto de partida: Sánchez solo ve como objetivo inmediato quitar a Rajoy de la presidencia, acuñando el mantra de que el PP es el partido más corrupto de Europa, el mismo que no se le cae de la boca a Pablo Manuel Iglesias.
         Dos ejemplos dan idea de por dónde va el PSOE. Dos votaciones en el Congreso en las que el PSOE ha mostrado su verdadera identidad: el cupo vasco, rechazado por la mayoría de los presidentes autonómicos del PSOE, fue aprobado por su grupo parlamentario y no precisamente para facilitar las cosas al PP, sino para ganarse, una vez más, el posible futuro apoyo nacionalista.
         Lo mismo ocurre con la propuesta de Ciudadanos para potenciar la Alta Inspección de Educación del Estado, en un intento de neutralizar o al menos controlar de alguna forma el evidente adoctrinamiento que niños y jóvenes catalanes sufren desde hace más de treinta años en el odio a España. El PSOE tampoco apoyó esta iniciativa, lo que sí hizo, aunque con escaso  entusiasmo, el PP.
         Aun no estamos en campaña electoral en Cataluña, empieza el 5 de diciembre, y ya las tomas de posiciones de los partidos que se presentan está siendo debatida a diario en los medios de comunicación y con las declaraciones de los líderes políticos. El PSC y sobre todo Pedro Sánchez vuelven por donde solían. Se sitúa en medio, no a la independencia y no a las propuestas del PP y Ciudadnos de unidad de los partidos constitucionalistas para erradicar a los independentistas del gobierno autonómico. 
         Ciudadanos no va a poder contar con el PSOE de Sánchez para dar el vuelco del gobierno catalán, estarán solos PP y Ciudadanos  y, a menos que Ines Arrimadas saque unos resultados espectaculares, serán de nuevo los nacionalistas, apoyados por el PSOE, los que formarán gobierno.  No digo independentistas, digo nacionalistas moderados, vamos, lo que eran hasta hace unos años partidos como Convergencia o Unión. Es decir, el “proces” retrocede unas casillas, un paso atrás para tomar impulso, apoyado por el PSOE, como en la mejor época del presidente Montilla.
         Hasta la evidente fuga de capitales y empresas está siendo minimizada por los partidos independentistas a base de mentir (habitual en ellos), sobre la poca incidencia en su economía, la poca relevancia de las empresas que se han ido, en que solo la sede social no les perjudica, en que ya volverán. Con el mismo desparpajo que han reescrito la historia, o dicen que Colon nació en Cataluña, mienten en sus programas, mienten en sus verdaderas intenciones.

         Si no se produce una victoria clara de Ciudadanos, suficiente para, con el apoyo del PP, formar gobierno, volveríamos a una situación similar a la anterior, solo que los políticos independentistas catalanes ya saben que existe un artículo de nuestra Constitución cuyo número no se les olvidará en mucho tiempo, y eso les serenará por una temporada, pero el problema seguirá hasta que la ciudadanía catalana sea plenamente consciente del suicidio colectivo que supone el independentismo. Esperemos que vuelva el seny