Dicen las estadísticas, esas que
parecen imposibles por la rapidez con la que se elaboran y la escasez de la
muestra, que el discurso de SM El Rey de
estas Navidades de 2016, ha sido, con mucho, el menos oído de los últimos años.
Dicen, no ya las estadísticas sino informaciones oficiales, que en el País vasco solo se televisó un
resumen del discurso real y por una cadena muy poco vista. También en Cataluña se ha hurtado a los catalanes
poder seguir en directo y por su primera cadena el mensaje real.
Es decir, cada vez menos audiencia, y también cada vez más cadenas públicas,
esas que pagamos con nuestros impuestos, se niegan a su retransmisión.
Por otra parte, la duración ha sido menor, apenas 15 minutos, y el contenido rigurosamente correcto, sin
salirse un ápice del guion, un guion elaborado dentro de los márgenes que la
Constitución marca a SM El Rey, como no puede ser de otra manera.
Aun así, el mensaje del Rey he sido nítido: Nada de mirar al pasado y
abrir viejas heridas, y unidad de cara a un proyecto común llamado España.
Nada
que objetar, ninguna salida de tono ni de texto, todo correcto. Sin embargo,
siempre los comentarios de los políticos posteriores al discurso son
interpretaciones muy de partido, nada que ver con lo dicho por El Rey, cada uno
arrima el ascua a su sardina, pero quien esta vez más ha sacado los pies del
plato ha sido la Asociación
de Memoria Histórica que ha denunciado ante el Defensor del Pueblo el
discurso de Felipe VI.
Según
esta tendenciosa organización social, las palabras de SM El Rey en las que
pedía que “nadie agite viejos rencores o
abra heridas cerradas” constituyen una “declaración política contraria a los derechos de las víctimas del
franquismo”.
Creo
que no merecen mayor comentario, pero la sociedad española debe conocer
quien es quien, sus fines y quienes le apoyan. Así que por ellos
deberíamos volver a los rencores de 1936 y abrir de nuevo las heridas cerradas
con nuestra Constitución de 1978.
Siempre
habrá quien, interesadamente, ponga en boca de SM El Rey, cosas que ni ha dicho
y ni siquiera ha insinuado. Entre las cadenas de televisión manejadas por lo
independentistas, la exquisita neutralidad del monarca, y las reacciones tan
absurdas que provoca en gente absurda, tendrá que limitarse a felicitarnos la
Navidad y desearnos un venturoso año nuevo, pero aun así, ya verán cómo
sale algún iluminado que le saca punta.
Yo,
por si acaso solo les digo: ¡Feliz Año 2017 para todos los españoles!
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