Una vez más, la indecisión y la falta de acuerdo entre los dirigentes políticos occidentales, vuelve a empeorar la situación en esta III Guerra Mundial, como la denominó el Papa Francisco, que el mundo entero libra contra unos fanáticos asesinos, iluminados por no se sabe qué dios vengador, dispuestos a exterminar al resto de la humanidad.
Putin ha dicho que no espera más a los
indecisos Obama y Cameron y ha iniciado una serie de ataques aéreos contra las
posiciones ocupadas por los yihadistas del DAESH de especial virulencia y con
aviones tripulados, nada de drones teledirigidos, cuya eficacia se cuestiona
frecuentemente en los propios informes norteamericanos.
La entrada en el conflicto de Turquía ha venido a complicar más el escenario. La complejidad de la situación en este
país, miembro de la OTAN, viene dada de la existencia de un conflicto interno
que pasa sucesivamente por fases de negociaciones y acciones de guerra civil, unos, los kurdos,
mediante atentados en ciudades turcas y los otros, el gobierno turco,
bombardeando las posiciones del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistan)
que lucha por su independencia.
El embajador turco en Madrid, declaraba
recientemente: “El enemigo es el terrorista, se llame Estado Islámico o PKK. No
estamos combatiendo a los kurdos, estamos combatiendo al PKK”. La cuestión es
que se acercan unas elecciones generales muy importantes, anunciadas para el
próximo 1 de noviembre, y la oposición turca, encabezada por Kemal Kilicdaroglu, líder del Partido Popular
Republicano (CHP), asegura que el
presidente Recep Tayyip Erdogan es capaz de hacer cualquier cosa por retrasar
unas elecciones que va a perder, incluido provocar una cruenta guerra civil.
De hecho, como admite el embajador
turco en Madrid, Ömer Önhon,
los bombardeos se dirigen a ambos objetivos indistintamente, PKK o DAESH y no
hay que olvidar que Turquía cuenta con la tercera flota en aviones de combate
de la OTAN, solo por detrás de La Fuerza Aérea estadounidense y la Royal Air Force británica, lo que augura
autenticas masacres en el Kurdistán.
Erdogan no se hubiera nunca atrevido a bombardear a los
kurdos de manera tan intensa como lo hizo el pasado 8 de septiembre, pero la
lucha contra el yihadismo le sirve de coartada: “El enemigo es el terrorista,
sea del PKK o del DAESH” bien claro lo tienen. Tratando de evitar lo que supone
una auténtica masacre, el PKK ha declarado un “alto el fuego” unilateral hasta
la celebración de las elecciones, pero, de momento es solo unilateral.
Nunca ha sido fácil. La situación interna turca siempre se
ve complicada por la presencia de kurdos en su territorio. Son entre 55 y 60 millones de personas,
aproximadamente un 45 % de los cuales vive en Turquía, un 25 % en
Irán, otro 25 % en Irak y un 5 % en Siria y sus frentes de lucha no
son solo los turcos, no olvidemos los ataques con gas de marzo de 1988
realizados por Irak contra la ciudad
kurdo-iraquí de Halabja y
que causaron más de 5.000 muertes.
Es Estado Islámico también ha empleado gas mostaza en sus
ataques a los kurdos en Mosul, lo que introduce un nuevo factor en el
conflicto. Coches bomba y terroristas suicidas yihadistas han empezado a
utilizar armas químicas. En efecto, los tratados internacionales que prohíben
el uso de estas armas no van con el DAESH, y que estén en posesión de estas
armas supone una nueva e importante amenaza. No perdamos de vista su uso,
limitado, de momento.
Que Estados Unidos e Inglaterra no quieran negociar con Al
Assad, frente a la postura rusa de decidida ayuda al líder sirio en su lucha
contra el Ejercito Libre Sirio (ESL) y, de paso, contra los yihadistas, ha
posicionado a Rusia en situación de ventaja sobre la Unión Europea y Estados
Unidos. Cuando llegue la Paz, ¡Ojala sea pronto!, aunque lo dudo mucho, Rusia
será la potencia hegemónica en la zona.
Me gustaría terminar
aportando alguna idea positiva sobre la encrucijada turca, sobre posibles
soluciones para llegar lo antes posible a una estabilidad, siempre precaria,
pero al menos que permita unos ciertos niveles de convivencia, pero, turcos,
kurdos y yihadistas forman una explosiva mezcla que solo trae muerte y
destrucción. Allí luchan todos contra todos, de momento tres facciones, pero,
como país de la OTAN, Turquía puede solicitar ayuda a este organismo si los
ataques yihadistas traspasan las fronteras. Esto aun puede empeorar, y es solo
una parte del problema.
Razón tiene el Papa
Francisco. A ver si los líderes políticos occidentales dejan de mirarse el
ombligo, antes de que sea demasiado tarde, y se deciden a terminar definitivamente
con los terroristas del DAESH.
Hay que reconocer que detrás de este desastre humano está la mano británica, cuando derrotado el Imperio Turco repartió a los kurdos, que podían haber tenido un estado propio al final de la guerra del 14, en tres países diferentes. Todo para tener manos libres en su hegemonía en la zona. Por eso quitó el norte de Irak para crear un estado "gibraltareño" al que dominar con sus reservas de petroleo, etc.
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