LA RAZÓN – 14 ABRIL 2020
ESPAÑA
Habrá que analizar por qué España es el país del mundo
con más muertes de sanitarios y por millón de habitantes.
Pedro Sánchez ha ofrecido al resto de grupos durante
su discurso de investidura un “pacto de Estado”
Antes de nada, permítanme tranquilizar a muchos
lectores y amigos que, ante la ausencia de publicaciones, se han interesado por
mi salud. Solo terminar algunos trabajos atrasados y el inicio de una nueva
novela me han impedido comparecer, pero retomamos la normalidad. Gracias a
todos.
De acuerdo, ya habrá ocasión de analizar aciertos y
fracasos en la gestión de una crisis sanitaria como no es conocida en el mundo
desde la mal llamada “gripe española” de 1918. Ya llegará el momento de ver si
se reaccionó a tiempo y en qué forma se hizo, si los recortes en la sanidad
pública los hizo tal o cual gobierno y en qué medida esos recortes han afectado
a la lógica prevención y choque inicial contra la pandemia, si se compraron
mascarillas en el extranjero a precio de oro, mientras muchas empresas
españolas, sobradamente capacitadas, no eran requeridas para este trabajo,
mientras que, por otra parte, empresas privadas, particulares, Cáritas y ONG`s
han echado el resto para suplir tanto desabastecimiento. (No he tenido noticias
de algún sindicato que haya hecho algo similar).
Ya habrá tiempo de analizar si determinados
intermediarios con nombres y apellidos fueron culpables de la compra en el
extranjero de aparatos respiradores y de test defectuosos. Terminado el primer
mes de confinamiento aún persisten estas deficiencias y por primera vez se
reparte un millón de mascarillas “de un uso limitado a cuatro horas”.
Habrá que analizar por qué España es el país del mundo
con más muertes de sanitarios y por millón de habitantes.
Ya habrá, Dios mediante, ocasión para todo eso, pero
esta tremenda crisis sanitaria trae consigo una crisis económica y social de
proporciones descomunales, equiparable a las sufridas tras un conflicto bélico
en el que el tejido empresarial y económico de un pais queda materialmente
desmantelado si no en su totalidad si dañado en gran parte y necesitado de un
plan de recuperación.
El gobierno español, es consciente de la gravedad de
la situación y de que cuanto más tiempo pase en buscar soluciones esta será mas
costosa en tiempo y medios económicos y humanos. También es consciente de que
una solución de tal magnitud no es posible sin contar con la contribución de
todas las fuerzas sociales, económicas y políticas afectadas.
Asociaciones empresariales, incluidas las pymes y
autónomos, sindicatos (todos), partidos políticos, (todos también), y
comunidades autónomas deben obligatoriamente participar en esos imprescindibles
pactos.
El gobierno tiende la mano a todos para esos nuevos
“pactos de la Moncloa” pero hay una cuestión importante que lo condiciona.
España no es la España que sale de una dictadura, es una España con cuarenta
años de régimen democrático y los intereses de los partidos políticos no son
crear una nueva nación española, los intereses ahora son más localistas, más
partidistas y, si me apuran, más individuales, nada del bien común, nada de
ceder ante el oponente, nada de perder posiciones de dominio alcanzadas con
buenas o malas artes. Y sobre todo, la clase política actual no está por la
labor siempre que suponga ceder lo más mínimo.
Así pues, Sánchez no puede citar a todo el mundo a ver
lo que pasa, sin una propuesta clara y realista de lo que pretende, y eso es
así porque incluso dentro de su gobierno, la propuesta de la ministra Calviño
estaría a años luz de la de Iglesias, si es que tuviese algo que proponer que
no sea la renta básica o la expropiación de bienes privados, es decir
asegurarse el voto in aeternum de los favorecidos por estas medidas.
¿Cuál sería, desde mi humilde opinión, la solución al
dilema? Un gobierno de concentración de los dos partidos mayoritarios que
impusiera, si impusiera, las soluciones acordadas con patronal y sindicatos.
Ojalá me equivoque, pero el gobierno, con sus graves insultos y
descalificaciones en el Parlamento a la oposición (Lastra), y Unidas Podemos
haciendo oposición a la oposición (Echenique) no están creando el clima
apropiado para que Casado acepte esa mano supuestamente tendida por Sánchez.
Una vez más habrá que confiar en el heroico pueblo
español
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