Publicado en el diario La Razón el sábado 24 de noviembre de 2018
En
2014, Josep Guixá, escritor catalán, publicó un libro con el título: ESPÍAS DE FRANCO, Josep Plá y Francesc
Cambó. Me permito reproducir aquí, en este momento tan convulso para
Cataluña y por ende para España, la reseña que elaboré, por encargo de una
revista, sobre esta importante y desconocida obra:
Josep Guixá aborda en esta
obra un tema poco tratado, casi desconocido, de la Guerra Civil española de
1936: la participación activa y comprometida de ilustres catalanes en los
Servicios de Información de la Frontera Nordeste de España (SIFNE).
Una red de espionaje al servicio del
bando franquista, financiada y nutrida de catalanistas conservadores entre los
que destacaron, el político Francesc Cambó, el periodista y escritor Josep Pla,
el reportero Carles Sentís, el político cofundador de la Lliga Regionalista
José Bertrán y Musitu, o el escritor y diputado regionalista Joan Estelrich,
entre otros.
Marsella, Biarritz, Perpignan, Irún, Paris,
Barcelona, son los escenarios en los que el SIFNE desarrolla su actividad de
espionaje a favor de Franco, aunque el Agente nº 10, Josep Pla, el más activo y
destacado de sus miembros, se desplaza a la Italia de Mussolini donde colabora
con La Vedetta de d`Ìtalia.
Guixá justifica su obra acudiendo al
testimonio de Juan Estelrich en Catalanismo
y reforma hispánica, escrito en 1932: “La
libertad individual, y en primer lugar la conciencia, es tanto o más necesaria
que la colectiva. Una Cataluña autónoma, pero injusta y tiránica, me parecería
todavía menos deseable que una Cataluña tiranizada. En ésta todavía se puede
vivir, por lo menos espiritualmente; de aquella nos veríamos precisados a huir
o nos ahorcarían.”
No
simpatizaban con el régimen de Franco y de hecho, tras el final de la Guerra
Civil, la mayoría se distancian incluso físicamente, como Cambó que se retira a
Buenos Aires, pero la alternativa de una Cataluña republicana en manos de la
FAI y los comunistas, empujó a muchos de ellos a participar activamente en la
contienda aprovechando sus muchas amistades, sus excelentes relaciones
sociales, su militancia en la LLiga Regionalista y hasta su desahogada posición
económica puestos al servicio de Franco.
El SIFNE puramente catalanista dura
algo más de una año, hasta que en febrero de 1938, el Servicio de Investigación
Miliar (SIM), del Coronel Ungría, lo absorbe y le cambia el nombre por el de
Servicio de Información y Policía Militar (SIPM), aunque bien es verdad que,
por aquellos días, los recursos económicos escaseaban y el acoso de la policía
francesa a la red de Cambó se hacía más asfixiante.
El
anticomunismo podía ser el nexo de unión entre estos catalanistas moderados y
el régimen franquista, el enemigo común, al que Josep Pla, ya en el primer
volumen de su Historia de la Segunda república Española “carga las tintas
contra la bolchevización intrínseca del régimen” y lo justifica con el discurso fundacional de las Cortes, del
presidente de la cámara Besteiro, “bajo
la advocación de Parvus, un autor de referencia del trotskismo, o el artículo
primero de la Constitución, que describía el nuevo régimen como una República
de trabajadores, como una concesión a la URSS y a la Tercera Internacional, una
formulación de la esperanza de implantar en España la utopía comunista pura y
simple”.
En el Índice Onomástico que acompaña a
la obra, el autor define a Josep Pla,
auténtico protagonista de este estudio, agente nº 10 del SIFNE, como “un
autor de mil caras, a menudo en el anonimato: Autor de unos < ecos
matritenses > de orientación antimasónica en el carlista “El Correo
Catalán”; corresponsal de la revista de humor “”El Considerat”; cronista
parlamentario en FE; comentarista geopolítico en “Arriba”; espía grafómano en
Marsella; colaborador del “Heraldo de Aragón”; editorialista del “Boletín”
camboniano; analista en Biarritz-Irún; tertuliano en el Greco; gacetillero en
“La Vedetta d`Italia” y, usufructuario de las iniciales “X.X.”, en “El Diario
Vasco” y “La Vanguardia Española” del Conde de Godo”.
Josep
Guixá, ha investigado en archivos oficiales del SIFNE, ha visitado los
lugares donde se desarrollaron los acontecimientos que narra y, sobre todo, ha entrevistado a
supervivientes y familiares de los espías. Con esas fuentes,
consecuentemente, los resultados de este
trabajo son muy importantes para conocer de primera mano lo acontecido en
Cataluña republicana hasta la entrada de las tropas franquistas.
Alrededor de estos y otros muchos
personajes, conocidos unos y nuevos para los no avezados otros, se narran episodios de la guerra civil y
los albores de la europea, incluidos los intereses de las potencias europeas en
el escenario español, los intentos diplomáticos para poner fin a nuestra
contienda civil, las ayudas económicas y de armamento a uno u otro bando, y los
intentos fallidos de rendición de Cataluña a Franco.
Cambó
estableció en París, sufragándola por entero, una oficina de propaganda y prensa que
editaba un Boletín de Información
Española, en francés y castellano, además de la revista Occidente.
La densidad y el interés de los
acontecimientos y anécdotas que Guixá narra en sus 392 páginas, merecerían
una más extensa reseña, merecerían otro
libro tan extenso como el suyo, solo con la finalidad de glosar un trabajo muy
interesante y magníficamente realizado, imprescindible para quien trate de
entender situaciones y personajes de apariencia engañosa que el autor se
encarga de esclarecer. Tras su
lectura, los hechos y las personas aparecen con toda nitidez.
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