lunes, 30 de julio de 2018

LA BATALLA POR LA EDUCACIÓN


Publicado en el diario La Razón el lunes 30 de Julio de 2018



        A veces me asalta la duda de si muchos de nuestros políticos son ingenuos o sencillamente anteponen los intereses de partido y personales al bien común. No sé si la batalla política que libran es exclusivamente por gobernar a toda costa, cueste lo que cueste, a la sociedad española.

         Desde el inicio de la transición, algunas comunidades “históricas” (otro error discriminatorio para autonomías como León, Castilla o Aragón), pusieron todo su empeño en conseguir la transferencia de la educación y urbanismo, es decir, la formación de los jóvenes y el dinero que la burbuja inmobiliaria proporcionaba abundantemente (propiciatoria de muchos de los casos de corrupción de los políticos que ahora estamos viendo).

         Ambas transferencias están ahora consolidadas en todas las autonomías y el uso que, desde el minuto cero, han hecho de ellas, lo estamos viendo ahora. Sin embargo ya la sociedad vasca dio la voz de alarma cuando fueron conscientes de la labor de “concienciación” (por llamar de forma suave lo que era  y sigue siendo “adoctrinamiento”) de la juventud vasca en el “problema vasco” visto desde la perspectiva independentista / terrorista.

A pesar de las alarmas, a pesar del terrorismo, los gobiernos centrales no corrigieron lo más mínimo el pernicioso efecto del adoctrinamiento. Los gobiernos centrales de uno y otro signo han necesitado el apoyo de los partidos nacionalistas y eso tiene un terrible peaje, como se ha visto. Ni el más mínimo apoyo a los padres vascos que querían para sus hijos otra educación.

Igual ha pasado en Cataluña, aunque afortunadamente los brotes de terrorismo de Terra Lliure no fueran de las terribles consecuencias del terrorismo vasco. Los padres catalanes han clamado inútilmente por sus derechos para decidir la educación de sus hijos incluso recurriendo a la justicia y obteniendo sentencias favorables que no han tenido consecuencias sobre la llamada “inmersión lingüística” que, como sabemos, no se queda en cuestiones lingüísticas sino que abarca a la “nueva historia” de Cataluña, reescrita ex profeso para el adoctrinamiento de los jóvenes catalanes.

Tres décadas de adoctrinamiento han dado los resultados que sufrimos ahora. ¿Podía haberse evitado? Sin duda. Nuestros políticos, y no tanto la sociedad, están muy orgullosos de que las autonomías españolas tengan más competencias que los landers alemanes o cualquier otro estado federal, sin pararse a pensar que esa descentralización no debería ser empleada para debilitar al Estado. La “Alta Inspección de Educación”, o no se entera o no puede hacer nada, en cuyo caso harían muy bien en denunciarlo públicamente. También los padres contrarios al adoctrinamiento deberían agruparse (la unión hace la fuerza) y valerse de la amplia difusión que las actuales redes sociales ofrecen.

Llevamos siete planes de educación, tantos como gobiernos, aquí lo de que “cada maestrillo tiene su librillo” se cumple a rajatabla. Los intentos de Pactos de Estado por la Educación han sido todos fallidos. El único Plan de Educación aprobado por el Partido Popular no llegó a entrar en vigor y el fracaso escolar, el abandono prematuro de las aulas, los desastrosos resultado que una y otra vez nos ofrece el “Informe PISA” no han hecho reaccionar en cuarenta años a las autoridades educativas españolas.

Adoctrinamiento en las comunidades que llaman “históricas” (aun no sé por qué, ninguna de ellas ha sido jamás una Nación Independiente, Estado Soberano o Reino, como lo fueran León, Castilla o Aragón) y fracaso total de los planes nacionales han convertido a nuestra juventud en una de las peor formadas (¿educadas?) del mundo civilizado, ese primer mundo al que decimos pertenecer.

El fracaso de la formación profesional (al margen de las “deviaciones” de fondos para este fin) ha dejado sin capacitación técnica a muchos miles de jóvenes españoles. Otro “éxito” del sistema.

Realmente estamos geográfica, económica o históricamente encuadrados entre las primeras potencias mundiales. Lo que ha costado siglos en conseguirse puede perderse muy fácilmente.  Naturalmente, por fortuna, hay jóvenes españoles brillantes en estudios, trabajo y  formación..,lo que tiene mayor mérito dada la calidad de nuestra enseñanza universitaria (ninguna universidad española entre las 150 primeras del mundo, Universidad de Barcelona 156, Autónoma de Madrid 187 y Autónoma de Barcelona 195). Estos excepcionales jóvenes se han visto obligados a emigrar a Gran Bretaña, Alemania, Singapur o cualquier otra nación que valore sus méritos, porque aquí, en su país no se les reconocen. Hasta para investigar muchos españoles han tenido que irse a Estado Unidos de Norteamérica por que las ayudas que aquí se les ofrecen son míseras.

Ahora, el gobierno Frankenstein de Pedro Sánchez, está dispuesto a cargarse la enseñanza concertada, a la que ellos mismos acuden para sus hijos, y que tiene la aceptación de millones de españoles. Quieren controlar la educación, se han dado cuenta de la vital importancia que para lograr adeptos y más adelante votantes, la educación en valores, sus valores, les ayudarán a promulgar y mantener leyes como la del aborto, la eutanasia o la de memoria histórica en las que han puesto sus prioridades.

Eso es directamente cargarse un país y a fe mía que lo están consiguiendo.



jueves, 26 de julio de 2018

DE LA IGNORANCIA

Publicado en el diario La Razón el jueves 19 de Julio de 2018




            DE LA IGNORANCIA
        Una gran parte de nuestros errores se debe a que, con frecuencia, ignoramos datos o hechos acontecidos. Un error cuyo origen sea ese, la ignorancia, parece que es más disculpable que uno cometido a sabiendas, es decir, con el firme propósito de equivocarnos, de hacer el mal, de perjudicar a alguien…y, en principio, podía ser así. Sin embrago, tanto en el terreno moral como en el meramente humano, tenemos la obligación de formar nuestra conciencia, de conocer la verdad o al menos intentarlo.

         Viene todo este razonamiento a cuenta de un de mis últimos artículos en el que comentaba un escrito de Joaquín Leguina sobre “La Memoria Histórica” donde termina diciendo textualmente, tras narrar un buen número de atrocidades cometidas por los socialistas: “El PSOE, como persona jurídica, haría bien en echar al olvido todas las atrocidades de la guerra, las de uno y otro bando”.

         En la retaguardia republicana fueron asesinadas unas 40.000 personas, entre ellas 7.000 sacerdotes, monjas, seminaristas, incluyendo doce obispos dice Leguina en otro de sus párrafos.

Pues bien, estos hechos, menos el asesinato del jefe de la oposición José Calvo Sotelo el 12 de julio de 1936, que es sobradamente conocido, digo que todos estos horrores que narra el ex dirigente socialista, parece que son ignorados por personas de esa ideología que por edad no los vivieron pero que, como decía  Aldous Huxley:”En la mayoría de los casos la ignorancia es algo superable. No sabemos porque no queremos saber.” Así es, no sabemos porque no queremos saber, quizás sea más cómodo seguir en la ignorancia que conocer unos hechos que podrían perturbar nuestras conciencias, a pesar de lo que dice Leguina: La gente de mi generación, y menos la de generaciones posteriores, no tenemos responsabilidad alguna en hechos como los aquí narrados”. La ignorancia es la felicidad.

Es más frecuente de lo deseable, pero es un mal que nos aqueja a casi todos: vamos a los mítines de nuestro partido o aquel que propone lo que nos interesa, escuchamos y vemos la televisión o la radio que defiende nuestros principios y leemos lo que refuerza nuestras posturas, no le damos opción al debate sereno, argumentado, en busca de la verdad. Nos creemos lo que nos queremos creer, lo demás es complicarnos la vida.

Aunque mi profesión no es el periodismo, llevo ya casi diez años escribiendo ininterrumpidamente en periódicos, participando en tertulias de radio y televisión, tengo dos blogs muy leídos e incluso he publicado un libro, una recopilación clasificada de más de trescientos artículos. He recibido incontables comentarios laudatorios, lo que me reconforta y anima, pero también algunos, no muchos, que expresan opiniones contrarias a las mías de forma razonada, los que agradezco muy sinceramente. Estos últimos especialmente valiosos porque hacen pensar y reflexionar, porque hasta es posible cambiar una opinión preconcebida.

Sin embargo, la ignorancia, que es tan atrevida, se manifiesta en toda su crudeza a través del insulto, el argumento de quien no tiene argumentos. Es lo que decía más arriba, son esas personas “ignorantes voluntarios” que no hacen nada por salir de la ignorancia, que se acomodan en esa postura y no quieren saber nada más. Si, por casualidad, o puro masoquismo, se tropiezan con una opinión contraria a sus ideas, si las tienen, su contrariedad no tiene más salida que el insulto o la amenaza, que también se da.

El artículo de Joaquin Leguina sobre “La Memoria Histórica” ha levantado de sus asientos a muchas de estas personas que ignoraban, o querían ignorar, la verdad de lo sucedido en la II República y tras las filas de los republicanos, los asesinatos sin juicio, los “paseos”, las checas y tantas atrocidades como se cometieron en ambos bandos.

Lo terrible de una guerra civil es el enfrentamiento entre hermanos. Muchas veces simplemente por la situación geográfica que tuvieron en el momento de estallar el conflicto armado, ni siquiera por ideología. La movilización era inmediata, no les preguntaban su ideología, en el bando nacional simplemente, en muchos casos, mi padre entre ellos, se les ponía una estrella de “alférez provisional” (“cadáver seguro”, se decía) y al frente a pegar tiros y a recibirlos (mi padre por dos veces).

Terminada la guerra civil (¿saben cuántas guerras civiles hemos tenido en España? Solo en el Siglo XIX tres), que ahora parece, o nos quieren hacer ver, que ha sido la única en nuestra convulsa historia. Terminada la guerra algunos republicanos, especialmente por la zona de levante, venidos de Francia, seguían luchando, asaltando a caminantes para robarles (supongo que como único medio de subsistencia. Mi familia sufrió uno de esos asaltos) y atentando contra la Guardia Civil.

Con el término (maquis) se hace referencia a los guerrilleros que desde 1944 cruzaron la frontera para luchar contra la dictadura franquista. Así es como se llamaba en Francia a los hombres y mujeres que contribuyeron a liberar ese país de la invasión nazi. Miles de exiliados republicanos españoles se integraron en el maquis o en el Ejército de Liberación. El régimen franquista utilizó el término como sinónimo de bandolero, tal y como lo recogía el teniente coronel Francisco Aguado en su libro 'Maquis en España' “Es decir, a la guerra convencional siguió una guerra de guerrillas por unos años cuyo resultado fue la derrota de los guerrilleros abatidos por la Guardia Civil o fusilados tras consejo de guerra. Yo viví en la zona del levante español en esos años del maquis español, cuando mi padre era en muchas ocasiones su abogado defensor.

Sea como fuere, una Guerra Civil más en un país donde, desgraciadamente, han abundado. Pero la historia de la humanidad está plagada de “golpes de estado” y “guerras civiles” o ¿no lo fueron la loada “Revolución Francesa” o la sanguinaria “Revolución de Octubre rusa de 1917”, o, sin ir más lejos, el intento de golpe de estado contra la II República, la “revolución de Asturias” de 1934 que causó más de mil muertos? Por ello es más incomprensible, como dice Leguina, que tras una generosísima amnistía en 1977 donde hasta los etarras salieron en libertad, y sobre todo la consensuada Constitución de 1978, consensuada por absolutamente todos los partidos políticos, incluidos comunistas y separatistas, y votada por el noventa por ciento de los votantes, se quiera ahora con esta nefasta Ley de Memoria Histórica, “mejorada” por Sánchez con sus propuestas de desenterrar cadáveres, revivir lo peor de nuestra historia del siglo XX.

Solo quien pretenda volver a dividirnos a los españoles, quienes siembran el odio, ochenta años más tarde, hacia la mitad de sus compatriotas, fomentan la desunión, el acoso y el insulto a quienes piensan diferente y se valen, una vez más, de la ignorancia de tantos, sabrán que es lo que buscan con estas movilizaciones, pero desde luego no es el bien de España.

En el pasado mes de Mayo, la, Asociación Católica de Propagandistas de Cádiz, organizamos unas Jornadas para dar a conocer la inmensa e importante labor social de la Iglesia Católica con el objetivo de explicar qué se hace con el dinero que los españoles dan a estas instituciones y para que, quienes sistemáticamente y desde la ignorancia atacan a las organizaciones de la Iglesia tuvieran ocasión de informarse. Ni uno solo de estos críticos asistió, siquiera por curiosidad, solo quienes ya conocen y son partícipes de este trabajo.

Ante un artículo de prensa que no nos gusta hay reacciones tan poco democráticas como no leerlo, no terminarlo de leer, o no rebatirlo con argumentos sino con insultos.

No hay más ignorante que quien no quiere saber.





jueves, 19 de julio de 2018

DE LA IGNORANCIA

Publicado en el diario La Razón el jueves 19 de Julio de 2018





         DE LA IGNORANCIA
Una gran parte de nuestros errores se debe a que, con frecuencia, ignoramos datos o hechos acontecidos. Un error cuyo origen sea ese, la ignorancia, parece que es más disculpable que uno cometido a sabiendas, es decir, con el firme propósito de equivocarnos, de hacer el mal, de perjudicar a alguien…y, en principio, podía ser así. Sin embrago, tanto en el terreno moral como en el meramente humano, tenemos la obligación de formar nuestra conciencia, de conocer la verdad o al menos intentarlo.
Viene todo este razonamiento a cuenta de un de mis últimos artículos en el que comentaba un escrito de Joaquín Leguina sobre “La Memoria Histórica” donde termina diciendo textualmente, tras narrar un buen número de atrocidades cometidas por los socialistas: “El PSOE, como persona jurídica, haría bien en echar al olvido todas las atrocidades de la guerra, las de uno y otro bando”.
En la retaguardia republicana fueron asesinadas unas 40.000 personas, entre ellas 7.000 sacerdotes, monjas, seminaristas, incluyendo doce obispos dice Leguina en otro de sus párrafos.
Pues bien, estos hechos, menos el asesinato del jefe de la oposición José Calvo Sotelo el 12 de julio de 1936, que es sobradamente conocido, digo que todos estos horrores que narra el ex dirigente socialista, parece que son ignorados por personas de esa ideología que por edad no los vivieron pero que, como decía Aldous Huxley:”En la mayoría de los casos la ignorancia es algo superable. No sabemos porque no queremos saber.” Así es, no sabemos porque no queremos saber, quizás sea más cómodo seguir en la ignorancia que conocer unos hechos que podrían perturbar nuestras conciencias, a pesar de lo que dice Leguina: La gente de mi generación, y menos la de generaciones posteriores, no tenemos responsabilidad alguna en hechos como los aquí narrados”. La ignorancia es la felicidad
Es más frecuente de lo deseable, pero es un mal que nos aqueja a casi todos: vamos a los mítines de nuestro partido o aquel que propone lo que nos interesa, escuchamos y vemos la televisión o la radio que defiende nuestros principios y leemos lo que refuerza nuestras posturas, no le damos opción al debate sereno, argumentado, en busca de la verdad. Nos creemos lo que nos queremos creer, lo demás es complicarnos la vida.
Aunque mi profesión no es el periodismo, llevo ya casi diez años escribiendo ininterrumpidamente en periódicos, participando en tertulias de radio y televisión, tengo dos blogs muy leídos e incluso he publicado un libro, una recopilación clasificada de más de trescientos artículos. He recibido incontables comentarios laudatorios, lo que me reconforta y anima, pero también algunos, no muchos, que expresan opiniones contrarias a las mías de forma razonada, los que agradezco muy sinceramente. Estos últimos especialmente valiosos porque hacen pensar y reflexionar, porque hasta es posible cambiar una opinión preconcebida.
Sin embargo, la ignorancia, que es tan atrevida, se manifiesta en toda su crudeza a través del insulto, el argumento de quien no tiene argumentos. Es lo que decía más arriba, son esas personas “ignorantes voluntarios” que no hacen nada por salir de la ignorancia, que se acomodan en esa postura y no quieren saber nada más. Si, por casualidad, o puro masoquismo, se tropiezan con una opinión contraria a sus ideas, si las tienen, su contrariedad no tiene más salida que el insulto o la amenaza, que también se da.
El artículo de Joaquin Leguina sobre “La Memoria Histórica” ha levantado de sus asientos a muchas de estas personas que ignoraban, o querían ignorar, la verdad de lo sucedido en la II República y tras las filas de los republicanos, los asesinatos sin juicio, los “paseos”, las checas y tantas atrocidades como se cometieron en ambos bandos.
Lo terrible de una guerra civil es el enfrentamiento entre hermanos. Muchas veces simplemente por la situación geográfica que tuvieron en el momento de estallar el conflicto armado, ni siquiera por ideología. La movilización era inmediata, no les preguntaban su ideología, en el bando nacional simplemente, en muchos casos, mi padre entre ellos, se les ponía una estrella de “alférez provisional” (“cadáver seguro”, se decía) y al frente a pegar tiros y a recibirlos (mi padre por dos veces).
Terminada la guerra civil (¿saben cuántas guerras civiles hemos tenido en España? Solo en el Siglo XIX tres), que ahora parece, o nos quieren hacer ver, que ha sido la única en nuestra convulsa historia. Terminada la guerra algunos republicanos, especialmente por la zona de levante, venidos de Francia, seguían luchando, asaltando a caminantes para robarles (supongo que como único medio de subsistencia. Mi familia sufrió uno de esos asaltos) y atentando contra la Guardia Civil.
Con el término (maquis) se hace referencia a los guerrilleros que desde 1944 cruzaron la frontera para luchar contra la dictadura franquista. Así es como se llamaba en Francia a los hombres y mujeres que contribuyeron a liberar ese país de la invasión nazi. Miles de exiliados republicanos españoles se integraron en el maquis o en el Ejército de Liberación. El régimen franquista utilizó el término como sinónimo de bandolero, tal y como lo recogía el teniente coronel Francisco Aguado en su libro 'Maquis en España' “Es decir, a la guerra convencional siguió una guerra de guerrillas por unos años cuyo resultado fue la derrota de los guerrilleros abatidos por la Guardia Civil o fusilados tras consejo de guerra. Yo viví en la zona del levante español en esos años del maquis español, cuando mi padre era en muchas ocasiones su abogado defensor.
Sea como fuere, una Guerra Civil más en un país donde, desgraciadamente, han abundado. Pero la historia de la humanidad está plagada de “golpes de estado” y “guerras civiles” o ¿no lo fueron la loada “Revolución Francesa” o la sanguinaria “Revolución de Octubre rusa de 1917”, o, sin ir más lejos, el intento de golpe de estado contra la II República, la “revolución de Asturias” de 1934 que causó más de mil muertos? Por ello es más incomprensible, como dice Leguina, que tras una generosísima amnistía en 1977 donde hasta los etarras salieron en libertad, y sobre todo la consensuada Constitución de 1978, consensuada por absolutamente todos los partidos políticos, incluidos comunistas y separatistas, y votada por el noventa por ciento de los votantes, se quiera ahora con esta nefasta Ley de Memoria Histórica, “mejorada” por Sánchez con sus propuestas de desenterrar cadáveres, revivir lo peor de nuestra historia del siglo XX.
Solo quien pretenda volver a dividirnos a los españoles, quienes siembran el odio, ochenta años más tarde, hacia la mitad de sus compatriotas, fomentan la desunión, el acoso y el insulto a quienes piensan diferente y se valen, una vez más, de la ignorancia de tantos, sabrán que es lo que buscan con estas movilizaciones, pero desde luego no es el bien de España.
En el pasado mes de Mayo, la, Asociación Católica de Propagandistas de Cádiz, organizamos unas Jornadas para dar a conocer la inmensa e importante labor social de la Iglesia Católica con el objetivo de explicar qué se hace con el dinero que los españoles dan a estas instituciones y para que, quienes sistemáticamente y desde la ignorancia atacan a las organizaciones de la Iglesia tuvieran ocasión de informarse. Ni uno solo de estos críticos asistió, siquiera por curiosidad, solo quienes ya conocen y son partícipes de este trabajo.
Ante un artículo de prensa que no nos gusta hay reacciones tan poco democráticas como no leerlo, no terminarlo de leer, o no rebatirlo con argumentos sino con insultos.
No hay más ignorante que quien no quiere saber.





viernes, 6 de julio de 2018

LA TERCERA LEY DE NEWTON

Publicado en el diario La Razón el jueves 5 de Julio de 2018






LA TERCERA LEY DE NEWTON

        Supondría una peligrosa inconsciencia por parte de la izquierda radical española, la izquierda ácrata y antisistema representada por Podemos, Bildu y los separatistas catalanes del estilo Torra, que desprecian, insultan y agreden, de palabra o de obra, a quien no piensa como ellos, sería una irresponsabilidad digo, ignorar que a toda acción  se corresponde una reacción y que si hay una extrema izquierda, no tardará en aparecer una extrema derecha estilo del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, que disputó en segunda vuelta nada menos que la presidencia de la República Francesa, el UKIP de Nigel Farange en Reino Unido, el Partido Popular Danés de Kristian Thulessen,  Ley y Justicia polaco, el Partido de la Libertad en Austria o el esperpento italiano donde gobiernan en coalición la extrema derecha de La Liga y el populista Movimiento Cinco Estrellas, todos ellos con factores comunes como el nacionalismo a ultranza, el cierre de fronteras a la inmigración, y el euroescepticismo.

         Los continuos insultos a Su Majestad El Rey, al himno y a la bandera de España, el insulto que supone la eliminación del callejero de ilustres héroes nacionales como el Almirante Cervera y aún más afrenta cuando se le sustituye por un cómico, con perdón de los cómicos, Rubianes, un soez y grosero humorista, perdón también a los humoristas, absolutamente impresentable, por ser suave con una persona que ya no puede defenderse.

         Dividir a la sociedad española, como lo está la catalana, no puede salirle gratis a la extrema izquierda ni a los separatistas. Las dos Españas de Antonio Machado ya nos están helando el corazón. Parece el desgraciado sino de este país cuyo siglo XIX, por no remontarnos a tiempos más pretéritos, estuvo plagado de enfrentamientos armados entre españoles con tres guerras carlistas, motines y revueltas.

         Parecía que tras el fracasado golpe de Estado de izquierdas contra la II República, sofocado por el presidente Lerroux en Asturias en 1934 y el golpe de Estado de Franco, seguido de la cruenta Guerra Civil de 1936, habíamos aprendido a convivir, asumiendo las diferencias culturales e ideológicas de unos y otros como, si cabe, un enriquecimiento mutuo. Cuarenta años de franquismo, un régimen autoritario, donde las libertades políticas estaban secuestradas pero que, tras los primeros años de represión, emprende la reconstrucción de una nación destrozada en todos los sentidos, en los primeros sesenta, con políticas expansivas en lo económico y social y de integración internacional. Logros sociales que son desdeñados hoy sin que, en muchos casos, hayan podido ser superados por la democracia del 78.

         Tras la muerte de Franco y se produce el advenimiento de la monarquía parlamentaria con una Constitución, la de 1978, votada afirmativamente por más del ochenta y ocho por ciento de los españoles, incluidos los catalanes que la aprobaron nada menos que con el noventa y dos por ciento y se promulga una generosa Ley de Amnistía en 1977, donde hasta los terroristas de ETA fueron amnistiados.  Cuarenta años más tarde, es decir, ahora, separatistas y antisistema quieren romper ese consenso masivo del 78 en el que todos tuvieron que ceder de sus intereses e ideales en beneficio de la concordia, y de la convivencia en paz.

         Hay quien se empeña en tirar por la borda todo lo conseguido. Los independentistas de nuevo cuño, la mayoría de ellos no vivieron el franquismo, reivindican una libertad de la que dicen no han gozado, sin considerar que han sido sus autonomías las que, gracias a la solidaridad del resto de los españoles, han conseguido mayores cotas de desarrollo.

         Políticas poco rigurosas, forzadas por una ley electoral francamente mejorable, que imponía pactos contra natura entre quienes debían gobernar y defender la Constitución Española y quienes aprovechaban esa debilidad de los sucesivos gobiernos para, mediante políticas educativas descaradamente adoctrinadoras en el odio a España, creaban el caldo de cultivo para la división de la sociedad y, en palabras de Arzallus, recogían las nueces del nogal que movían los etarras.

Mirar para otro lado, ignorar lo que pasa, sobre todo lo que pasa entre quienes no tienen otro objetivo que la división y el odio, lo que, llegado el caso, derivará en el enfrentamiento civil, como ya, desgraciadamente está ocurriendo en Cataluña, donde del acoso, el insulto, la amenaza en lugares públicos, centros de enseñanza o lugares de trabajo, se ha pasado al enfrentamiento entre catalanes, unos poniendo cruces amarillas y otros quitándolas, manifestándose el mismo día y en el mismo sitio vociferando opuestas reclamaciones, separados por la policía autonómica, que con frecuencia solo reprimen a una de las partes, ya pueden imaginar cual.

Las políticas de implantación de una ideología de género, del aborto, la eutanasia y las uniones civiles entre personas del mismo sexo con todas las variantes que sean capaces de imaginar, no persigue otro objetivo que la destrucción de la familia tradicional, la que se ha considerado siempre como el pilar básico de la sociedad. La familia que ha salvado situaciones muy complicadas cuando la crisis de 2007 ha cargado sobre las espaldas de sus miembros mejor situados el peso de familias enteras en paro o pensiones bajas e insuficientes. Esa es la familia de lazos afectivos indestructibles la que estas leyes que cito pretenden destruir y desgraciadamente lo logran.

Loa ataques a las creencias religiosas, naturalmente solo de los católicos, no se atreven con otras confesiones cuya reacción no sería tan pacífica, organizando procesiones blasfemas, insultos a Dios como los proferidos por el actor, perdón ahora a los actores, Willy Toledo, el intento de incendio de algunas iglesias que afortunadamente, por el momento, no han pasado de las puertas chamuscadas o el asalto a las capillas universitarias por los podemistas al grito de una concejala madrileña “Arderéis como en el 36”.

Los populistas manejan bien los medios de comunicación y las redes sociales, saben hacer la foto oportuna, el gesto populista de recibir con gran despliegue a sesenta inmigrantes en Barcelona, mientras en un solo fin de semana llegan a las costas andaluzas cerca de mil náufragos recogidos por los barcos de Salvamento Marítimo a los que ningún medio presta atención.

Podríamos seguir desenmascarando lo que la izquierda radical y los separatistas españoles han hecho de nuestro país en los últimos años, como seguimos teniendo unos índices de nuestro sistema educativo a la cola del mundo civilizado, como no tenemos ni una sola universidad entre las cien primeras del mundo…

Isaac Newton formuló su tercera Ley de la física moderna, conocida como el principio de la “acción y reacción”: Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: quiere decir que las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto” Pues eso.