Saludo que hizo famoso
Adrián Cronauer, disc-jockey de la Fuerza Aérea norteamericana durante la
guerra, más tarde llevada al cine e interpretada por Robin Williams y hoy en
las camisetas que los turistas compran en los miles de tiendas de regalos de
Saigón, hoy Ho Chi Minh city, capital de la Vietnam unificada.
Al bueno de Adrián, sus
opiniones y comentarios, políticamente incorrectos, le costaron el regreso a
casa y el fin de su entretenido programa.
Visitar el Museo de la
Guerra de Saigón, por muy insensible que se sea, provoca un sentimiento de
compasión hacia un pueblo machacado por las guerras, Indochina (Vietnam,
Camboya, Laos) ha sufrido sucesivamente el colonialismo francés, la invasión
japonesa durante la Segunda Guerra Mundial y la terrible guerra civil
vietnamita con participación de los Estados Unidos de Norteamérica, Rusia y
China.
Los
inútiles tres millones de muertos en un conflicto que duró casi veinte años, de
1959 a 1975, de los cuales dos millones fueron de civiles, 75.000 soldados
americanos muertos, muchos miles de heridos en ambos bandos y un sinfín de
mutilados y niños deformes por el efecto del “agente naranja” son el balance de
una guerra larga y horrible que en definitiva no sirvió para nada, muerte y
sufrimiento inútil que dejó cosas como estaban: Una república comunista de
partido único.
Vietnam lleva más de
cuarenta años bajo el régimen comunista con culto a la personalidad de Ho Chi Minh, que figura en todos los
billetes de banco, en los nombres de edificios públicos, museos, ciudades…En todas partes, carreteras, calles,
edificios, casas particulares, incluso en todos, todos, los taxis, hay banderas
nacionales, roja con la estrella de cinco puntas amarilla o la del partido,
también roja con la hoz y el martillo en amarillo.
Los soldados americanos
afectados por el “agente naranja”
reclamaron a las compañías estadounidenses fabricantes de ese pesticida,
empleado para eliminar cosechas en Vietnam, con dosis de un subproducto cancerígeno entre el 22 y el 55 por ciento
superiores a lo empleado regularmente, y fueron indemnizados en 1984 con 93
millones de dólares USA.
Los cuatro millones de
vietnamitas afectados hicieron idéntica reclamación ante un juez estadounidense
con nulo resultado.
Vietnam, con casi noventa
millones de habitantes, de los cuales nueve viven en Saigón, tiene una renta
per cápita de apenas 1.900 $ USA, con un crecimiento en los últimos años del
seis por ciento.
En 1986, el Partido Comunista de Vietnam
cambia la política económica y empieza a abrirse al capitalismo occidental, al
mismo tiempo que disminuye de forma gradual la represión política. El turismo
se convierte en su principal fuente de ingresos. En 2017 visitan Vietnam más de
10 millones de turistas de los que, según cifras oficiales, 58.000 de ellos
eran españoles.
La
guerra se convierte en el principal atractivo turístico, 250 kilómetros de
túneles visitables de la ruta Ho Chi Minh, disparar armas de guerra, navegar por el rio Mekong, escenario de
las más cruentas batallas, visitar el
Museo de la Unificación, el de Ho Chi Minh, el de la Guerra donde se exponen
desde aviones F-5, helicópteros Sikorsky y toda clase de armamento capturado al
enemigo y empleado para su destrucción, se ha convertido en la más importante fuente de ingresos del
país.
Los turistas norteamericanos componen,
paradójicamente, el mayor número de visitantes. Grupos de hombres de mediana
edad se desplazan a Vietnam por otro atractivo menos confesable, el turismo
sexual.
Las infraestructuras dejan mucho que desear
todavía, sin embargo ya se nota la
llegada del capitalismo: Japón construye en Saigón la primera línea de metro y
una autopista elevada; Petromex tiene la concesión de gasolineras; existen
ya nuevos centros comerciales con las
primeras marcas mundiales en vestido, entre las que no faltan las españolas
Zara, Mango y Máximo Dutti, junto con francesas, italianas y británicas, y
hoteles como la cadena norteamericana Sheraton
ocupan los primeros rascacielos del Saigón; el aeropuerto de Ho Chi Minh es
amplio, cómodo y moderno pero austero, no se parece en eso al lujoso
aeropuerto Changi de Singapur, uno de los mayores y más lujosos del mundo, con
suelo enmoquetado en casi toda su superficie, butacas cómodas y tiendas “duty
free” lujosísimas donde es muy difícil
encontrar vinos españoles, pero si argentinos, chilenos, de California, franceses
o italianos.
Mi impresión personal del pueblo vietnamita
es excelente, son acogedores, simpáticos, y alegres. Sobreviven como pueden y
engañan al turista, si este se deja. Hay que pactar previamente el precio de la
carrera en taxi o regatear el de un objeto que nos guste, lo que también es habitual
en muchos otros países del mundo.
En 2017 fueron encarceladas 21 personas por
manifestaciones pacifistas y contra las fuerzas armadas, es uno de los motivos
que las leyes vietnamitas castigan en un régimen donde la libertad de expresión no existe y se castiga duramente “llevar a
cabo actividades con intención de derrocar al régimen popular”, “socavar la
unidad nacional”, “hacer propaganda contra el Estado”, “abusar de los derechos
a la democracia y libertad para violar los intereses del Estado”, “perturbar el
orden público”, “resistirse a los funcionarios públicos” y un largo capítulo de disposiciones que no
permiten la más mínima oposición al régimen.
El
tráfico de drogas, la malversación de fondos públicos y los sobornos son
algunos de los delitos que están castigados con la pena de muerte mediante la
administración de una dosis de “coctel letal” cuya composición es desconocida.
En 2017, al menos 681 personas se encontraban en el corredor de la muerte.
Mil quinientos carros de combate medios y
otros mil ligeros componen el grueso del Ejercito de Tierra vietnamita, todos
ellos de procedencia rusa y anticuados. En estos momentos se le plantea la
necesidad de modernización o reemplazo, ambas operaciones excesivamente caras
para las arcas estatales. A 1,5 millones de dólares el carro de combate nuevo y
a 500.000 $ la modernización, el problema con que se encuentra Vietnam es que
sus posibles enemigos de la zona cuentan con unas Fuerzas Armadas más modernas,
dejándoles en notable desventaja en caso de conflicto.
El Ejército de Tierra tiene movilizados
a 400.000 efectivos. El servicio militar e obligatorio para los hombres y
voluntario para las mujeres, pero pueden elegir el momento de su incorporación
entre los 18 y 27 años, al objeto de permitirles terminar sus estudios.
Ocho submarinos cuya modernización
termina en 2020, cuatro fragatas y dieciséis corbetas componen la base de su
Armada.
Más de 200 aviones de combate, cuatro de
patrulla marítima y 28 de transporte la Fuerza Aérea.
Mucho camino por andar para el sufrido pueblo vietnamita, en lo económico,
donde ya se ha iniciado el cambio, y en lo político, donde el cambio está por
empezar. Personalmente desearles que ambos se hagan cortos y en paz.
Me han encantado los artículos. Magníficos análisis de la realidad de estos países asiáticos. Un fuerte abrazo. Paco
ResponderEliminarComo sabes de sobra: no me he perdido ni uno y estoy deseando que Erika venga por Cádiz para conocerla. Otro abrazo. Paco S.
ResponderEliminar