Tan antiguo como la humanidad, cuando una asociación, grupo o país tiene graves problemas internos, la solución más sencilla y eficaz es buscar un enemigo externo al que todos vean como tal.
La Venezuela de Chaves lo encontró y
explotó con mucho éxito en el “imperialismo
yankee”, pero los acuerdos de EEUU con Cuba, su mejor y más fiel aliado
hasta el momento, han hecho rectificar a
Maduro, que ha encontrado rápido sustituto como causa de todos sus males en la
España de Rajoy, actuales protagonistas de sus frecuentes soflamas.
Culpar al “enemigo exterior” de todos los males que no son capaces de
solucionar, es una forma de tratar de convertirlo en “enemigo común” y, teniendo
un enemigo común la unidad está conseguida, al menos de la mayoría “apesebrada”.
Ejemplos en el mundo son abundantes y
variados, hasta en el deporte, del futbol sin ir más lejos, donde los
fanatismos son quizás más viscerales, basta que dos equipos tengan el mismo
“enemigo común” para que se produzca la unidad y camaradería entre ellos. No es
necesario poner nombres.
Se está viendo ahora con el PSOE de
Pedro Sánchez, más dividido que nunca, con los barones y algunos presidentes de
comunidades por un lado, la ejecutiva del secretario general por otro y me temo
que las bases sin saber a qué carta quedarse. El partido pierde votos a cada
convocatoria electoral en un declive sin freno.
En la última, por ahora, elección
parlamentaria, el aliento de Podemos en el cogote es ya un vendaval de solo
trescientos mil votos, o sea casi en el empate. El panorama es desolador,
aunque el optimista Pedro Sánchez haga declaraciones como si realmente hubieran
ganado, quizás pensando que el que hasta ahora era su único rival, el Partido
Popular de Rajoy, trufado de corruptos y ladrones, está lo suficientemente
tocado como para ir a su alcance.
Tanto
mirar para la derecha, tanto fijar su punto de mira en Rajoy, quizás le han
impedido ver la realidad de un partido antisistema, que ha sabido aprovechar
magníficamente los movimientos de protesta ciudadanos, para acercársele
peligrosamente.
Pero
una cosa le ha salido bien a Pedro Sánchez, y es que nunca falla, el “enemigo común”, aquel a quien nadie dentro del PSOE le daría
ni agua, el Partido Popular y más que el propio partido, aunque también, la
figura tan poco atractiva desde el punto de vista de la popularidad como es
Mariano Rajoy.
Le
ha salido bien. Si en algo ha habido unanimidad absoluta en la reunión del
Comité Federal del pasado 30 de enero es en eso, en reconocer que el “enemigo común”,
de todo el PSOE, políticamente hablado claro, son los corruptos populares a los
que no paran de salirle, oportunamente, casos graves de latrocinio.
En
lo demás, los barones socialistas le ha adelantado al mes de Mayo el Congreso Federal
al que deberá presentarse de nuevo como candidato a la Secretaría General y
esta vez sus rivales internos, que los tiene, muchos y potentes, no se lo van a
poner fácil.
A
la hora de los pactos, aparte de quedar muy claro y unánime la negativa a
pactar nada con el PP, que representa a más de siete millones de españoles, las
miras están ahora puestas en Ciudadanos e incluso para Podemos las reticencias
son menos, le piden los barones a Sánchez que imponga el programa socialista,
con los maquillajes necesarios, para ser aceptados por Podemos y partidos de
menor representación.
Y en cuanto a la propuesta de Gobierno de
Podemos, que tanto se apresuraron a presentar en público, como si ya estuviera
hecho, con ministerios y vicepresidencia incluidos, nada de nada, hacer valer
que, aunque por poco, (90 – 69) veintiún
diputados marcan el liderazgo.
El
“enemigo común” les une, pero tanto
mirar al PP, no dominan la situación en el resto del hemiciclo y eso les va a
dificultar formar un gobierno medianamente estable.
No
han querido, desde el principio, saber nada de la gran coalición PP – PSOE - C`s,
que parecía la más adecuada, aunque se fijara una legislatura corta y
suficiente para proponer y ejecutar los cambios necesarios. Ahora les toca
convencer a Ciudadanos para que les dejen gobernar con Podemos, Izquierda
Unida, PNV, y las abstenciones de los independentistas. Se me antoja harto
difícil que Albert Rivera y su grupo pase por mirar hacia otro lado, dejando el
campo libre a Podemos, no lo veo.
Por
otra parte, Pablo Manuel Iglesias, está loco por entrar en el Gobierno, pero
nada de asuntos sociales, vivienda y esas cosas, lo que quiere es poner a Julio
Rodríguez de Ministro de Defensa y tener él mismo, como Vicepresidente, el
control del Servicio de Inteligencia (CNI), así que tampoco le va a dar muchas
facilidades, pensando, además, que si hay nuevas elecciones ellos serán los mayores beneficiados.
Rajoy
no ha podido reunir los apoyos suficientes, por activa o pasiva, para formar
gobierno, pero Sánchez está en parecida situación.
Y
mientras nuestros políticos se pelean, los españoles vemos con horror lo poco
que les importamos. Ellos a lo suyo.
Lamentable panorama, como dices Jaime. La construcción del enemigo es un síntoma típico del populismo político, que nos aleja de programas serios de gobierno.... Ojalá se convocaran nuevas elecciones y hablara el pueblo español para ver cómo reaccionaría ante esta situación...pero son los líderes que dicen hablar en nombre de dicho pueblo quienes nos pueden conducir a la deriva y al disenso... Justo el objetivo contrario que se persigue en democracia: el consenso
ResponderEliminarEn el momento actual la gran coalición sería lo deseable. Pero...¿Un hombre un voto? Con tanto descerebrado como abunda por ahí. Unas nuevas votaciones no haría más que empeorar las cosas..
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