jueves, 3 de mayo de 2018

SINGAPUR (2): LA VIDA EN SINGAPUR

Publicado en La Razón el  sábado 28 de Abril de 2018                                                               


                                         Estación de suburbano en Singapur


SINGAPUR (2): LA VIDA EN SINGAPUR

Contrastes con la vida en España muchos, haciendo una generalización por ambas partes y no yendo a las particulares formas de vida y costumbres de colectivos o regiones determinadas. Hablemos de la vida en Singapur, la gran urbe asiática de cinco millones y medio de habitantes.
Lo primero que quiero resaltar es la armonía y convivencia de los singapurenses, sean de la etnia que sean o profesen la religión que profesen. Esa armonía, que pienso ya consolidada, no siempre fue así. Precisamente los conflictos raciales que tantas víctimas ocasionaron, fue la principal causa de la expulsión de Singapur de Malasia el 9 de Agosto de 1965.
En mayo de 1959 se celebran elecciones legislativas. El Partido de Acción Popular (PAP) arrasa obteniendo cuarenta y tres escaños de cincuenta y uno. El éxito se basa en el apoyo de sindicatos y estudiantes, pero sobre todo de la población de habla china. El líder del PAP, Lee Kuan Tew, joven abogado que había estudiado en la Universidad de Cambridge, se convierte en el primer ministro en 1961. Su trabajo, y la exitosa transformación del país, le ha valido el reconocimiento unánime como “padre de la patria”.
El plan ideado por el nuevo gobierno comienza con una total regeneración política eliminando la enorme bolsa de corrupción con castigos ejemplares, leyes muy severas contra la corrupción y el terrorismo, la protección de la propiedad privada, cambia la ley de educación y se establece el inglés como lengua oficial, se unifican los sindicatos en una sola organización, se crea polígonos industriales con grandes facilidades impositivas para la empresas, tanto nacionales como extranjeras, se crea uno de los ejércitos mas modernos del mundo y se establece el servicio militar obligatorio para los varones de dos años y medio de duración y voluntario para las mujeres.
Estos son, a grades rasgos y sin ser exhaustivos, los pilares de esta moderna sociedad, una de las más desarrolladas y ricas del mundo, con índices económicos y comerciales que le permiten tener unas prestaciones sociales, en enseñanza y sanidad, de primerísimo nivel mundial.
Las construcciones son en su mayoría edificios de alturas muy superiores a los treinta pisos, tanto para viviendas como para oficinas y se ve continuamente derruir casas antiguas de menor altura para ser sustituidas por modernos rascacielos, lo que no evita, sino al contrario, la existencia de parques públicos de cuidado césped y arboleda abundante.
Todas las casas, pisos o viviendas unifamiliares, que también las hay y muy lujosas, tienen una “habitación antibombas”, con estructura independiente al resto del edificio y que habitualmente se utiliza como despensa o habitación del servicio.
Algunas curiosidades que componen el día a día de esta ciudad / estado y que paso a exponerles de forma telegráfica:
-     Existe total libertad religiosa y conviven en armonía, budistas, hinduistas, musulmanes, protestantes y católicos (38 iglesias católicas) con templos modernos y de considerable capacidad. El pasado domingo en la Iglesia de San Ignacio, de los jesuitas, había más de mil personas, la mayoría matrimonios de jóvenes singapurenses con niños. Curiosamente no hay sinagogas, al menos no de forma pública.
-     Barrios típicos que conservan los usos y costumbres de sus respectivas minorías son: Chinatown, Little India o Barrio Árabe.
-     Los transportes públicos son excelentes y el gobierno aboga por su utilización masiva, con políticas impositivas disuasorias, si usted adquiere un coche, ya de por si de alto precio, tendrá que abonar una cantidad semejante de impuestos. Un coche puede costar 100.000 € y tendrá que pagar otros 100.000 € de impuestos, eso sí, en solo diez años tendrá que dar de baja obligatoriamente el vehículo.
-     Carreteras y calles son magníficas y amplias. Los autobuses urbanos cuentan con muchas líneas, no me atrevo dar número por temor a quedarme corto, pero yo he visto la línea 900. Usted solo puede viajar en ellos y en el metro si posee la tarjeta de transporte y tiene en ella un saldo suficiente. Al subir al autobús tiene que pasar la tarjeta por el lector, que le dará el saldo, y al bajarse en su parada volverá a pasarla por el lector situado a la salida que le cobrará en función del recorrido realizado. Si se olvida de pasarla al salir, la próxima vez que haga uso de ella le cobrará el recorrido máximo de la línea utilizada.
Son muy frecuentes los autobuses de dos pisos, pero es obligatorio ir sentados en ellos. No suba las escaleras si en la pequeña pantalla ve que el número de asientos vacíos no es suficiente.
-     El metro es muy moderno. Las estaciones, todas, tienen una mampara a todo lo largo de la estación. Sus puertas coincidirán exactamente con las del tren que llega a la estación, lo cual tiene su mérito si consideramos que los trenes no tienen conductor. Repito, está todo absolutamente automatizado.
Las entradas y salidas a los vagones están señalizadas en el suelo, verde salida por el centro y rojo entrada por los laterales.
La forma de pago es, como hemos descrito, similar a los autobuses, al final del trayecto con la misma tarjeta de transporte.
Que se respeten los asientos reservados para embarazadas, ancianos, y personas discapacitadas también es habitual en nuestro país, lo único es que aquí son de color rojo, que resalta del resto, y están debidamente señalizados.
Está absolutamente prohibido comer o beber en los trenes y también fumar en las estaciones. Ya he comentado que la limpieza es absoluta en espacios públicos, incluidas las calles y jardines, pero el verdadero mérito es de los ciudadanos que no ensucian estos espacios, bien por educación bien por temor a las elevadas multas que se imponen. Como ejemplo, tirar una colilla de cigarro al suelo son 1.200 €. Aquí las leyes se cumplen por las buenas o por las malas.
-     Las compañías de taxis, como en algunas capitales españolas, disponen de una aplicación para móviles de modo que usted solicita por teléfono un taxi y da su situación en la ciudad y donde quiere ir. De inmediato recibe la matrícula del taxi, el tiempo que va a tardar y el importe. Si usted acepta, le cobrarán el importe por banco. Las propinas lo mismo en todos los servicios van incluidas en factura.
Hay paradas tradicionales de taxis y no se pueden parar cuando van circulando, aunque vayan vacíos.
El transporte público, incluidos taxis, es más o menos la mitad del precio de los españoles.
-     Los restaurantes son caros y no es el modo habitual de las personas que trabajan lejos de sus casas y disponen de escaso tiempo para la comida. La solución son los “Patios de Comida”, pequeños restaurantes de auto servicio con menús a más bajo precio, donde usted, para reservar un sitio y mientras se acercar a recoger su comida, basta con dejar su móvil sobre la mesa. Cuando regrese estará en el mismo sitio y en la misma posición que lo dejó. Nadie osa tocar siquiera una propiedad ajena.
-     Con estos niveles de seguridad no es de extrañar que no se cierren las viviendas con llave, que el ascensor funcione también con una tarjeta que solo les permite el acceso a las zonas comunes, piscina, gimnasio, barbacoas, garaje, y a su piso.

Temas de mayor o menor transcendencia que hacen la vida más cómoda y fácil, abogando siempre por el bienestar de los ciudadanos. Como decía en mi anterior crónica, la ley y el orden son los garantes de esa paz social.


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