viernes, 29 de marzo de 2019

ESPAÑA, ESE GRAN PAÍS


Publicado en el diario La Razón el jueves 28 de marzo de 2019
         



         Quienes así se pronuncian son amigos extranjeros, personas que admiran nuestra historia, nuestra cultura y quieren a nuestro país. Los hay de todas latitudes, de distintos y muy variados países, personas a las que he conocido en muy diversas circunstancias a lo largo de mis más de cuarenta años de  vida profesional.

         No se creen lo que está pasando en España, no se explican muchas de las cosas que acontecen cada dia en nuestro país, el deterioro de la sociedad española en muchos aspectos, los problemas territoriales a los que nadie da solución, las altas tasas de paro, de abandono escolar, de fracaso escolar con índices tercermundistas, ninguna universidad entre las más prestigiosas del mundo, nuestros investigadores tienen que emigrar,

         Naturalmente que no todo es malo, algunas empresas españolas compiten a nivel internacional en primera línea, tenemos muy buenos deportistas, y las bellas artes, si no con el esplendor de otros siglos, continúan a muy buen nivel.

         Entre lo más lamentable es que dos millones y medio de españoles, en la mayor parte de los casos con una magnifica preparación,  hayan tenido que emigrar a otros países porque en el suyo no hay oportunidades de trabajo o de investigación.

         Pero lo que no entienden ellos, y no entendemos muchos españoles, es cómo se ha llegado a la fractura social  que sufrimos los españoles en general y los catalanes y vascos en particular. Bueno algunas pistas de lo que ha pasado son evidentes: el adoctrinamiento en el odio desde hace muchos años a niños y jóvenes; resucitar, no a Franco, sino a los dos bandos de la guerra civil con un revisionismo sectario de solo de una parte; y no menos importantes los escandalosos casos de corrupción política que afecta a casi todos los partidos, aunque a unos lo juzguen y condenen, como corresponde, y a otros como a los catalanes de CD parece que se les perdona todo.

         España no ha dejado de ser un gran país, aunque su economía haya pasado del puesto octavo mundial al decimocuarto en pocos años, aunque pasen las cosas que hemos denunciado, aunque haya quien quiera destruirla desde dentro, aunque se cuestionen continuamente las sentencias judiciales con una justicia callejera, a pesar de todo eso hay españoles magníficos que trabajan muy duramente por sacar adelante a sus familias, que estudian y se preparan, que sirven a sus compatriotas en cuerpos de seguridad o en sus Fuerzas Armadas, que son miles los voluntarios, religiosos o no, que se desplazan a las  zonas más deprimidas del mundo a ayudar a sobrevivir a muchos miles de personas.

         Esa es la España que sigue siendo un gran país y no la de los políticos que piensan y trabajan más pensando en ellos mismos y sus intereses partidistas, que anteponen sus ansias de poder a cualquier otra consideración, a gobernar al precio que sea, a traicionar continuamente a quienes les han dado su confianza, a quienes nos han traído hasta esta situación.

         Ahora, tras los resultados de las elecciones andaluzas, a todos los partidos se les llena la boca con la palabra España, cuando antes la evitaban. No les creamos.

         No hagamos caso de los programas que luego no cumplen, ni de la publicidad que encuestas falseadas y medio de comunicación afines hacen, votemos a las personas, su trayectoria, su preparación su honradez y sus ganas de servir a sus compatriotas.

         España y los españoles tenemos derecho a que se nos gobierne con honradez, dedicación e inteligencia. En nuestras manos está, luego no nos lamentemos.



viernes, 15 de marzo de 2019

AMOR Y ODIO




        

          Podría establecerse, en términos muy generales, que el ser humano, que es capaz de las mayores hazañas y de los más horrendos crímenes, se mueve fundamentalmente por dos motivaciones: el amor y el odio.

          Naturalmente no me estoy refiriendo a lo cotidiano, la vida habitual de cada uno, el trabajo, la familia, la sociedad con la que tratamos a diario. No me refiero a los actos mecánicos ni al desarrollo de las vidas de la inmensa mayoría de nosotros. Me refiero a actos extraordinarios pero de los que se producen infinidad de ellos cada día, en uno u otro sentido, aunque sean más divulgados los negativos, los motivados por el odio.

         Hacía esta reflexión viendo una fotografía, de hace un tiempo,  de unos etarras excarcelados y reunidos en Durango. Los rostros desfigurados por el odio, irreconocibles como seres humanos, ese odio que, seguramente,  les  inocularon en su juventud en una ikastola.

         Han pasado años en la  cárcel, donde una sociedad democrática ha creído que podrían reinsertarse, volver a ser ciudadanos sin odio, personas capaces de olvidar y arrepentirse del inmenso daño causado, pero viendo sus caras se llega a la convicción de que eso no ha sido posible. No hace falta que hablen,  ni siquiera que guarden un silencio culpable, solo hay que ver sus caras deformadas por tanto odio acumulado.

         Amor y odio van siempre en función de los demás, se ama o se odia a seres humanos, individual o colectivamente. Podríamos poner más ejemplos, pero basta uno para entender lo que quiero decir: la madre Teresa de Calcuta puede ser el paradigma, la sublimación del amor humano hacia sus semejantes más necesitados, precisamente, de ese amor.

         Se aprende a amar y se aprende a odiar, se enseña a amar y a odiar, se llama formación, educación, adoctrinamiento, según el grado o la intensidad con que aleccione quien asume tan importante responsabilidad.

         Viendo las caras deformadas por el odio de esos etarras se han desvanecido muchas esperanzas de una solución democrática para algunos problemas de la humanidad como el hambre y la pobreza, causadas por la falta de amor y el egoísmo, o el terrorismo cuyo motor es el odio a los distintos.

         Estos etarras no han cumplido sus penas de cárcel, donde no quisieron arrepentirse de sus crímenes, gracias a una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Lo que ese alto tribunal no ha podido quitarles es la condena de vivir el resto de sus existencias en el odio.

         No lo digo yo, lo decía Mao Tse Tung que debía saber por qué lo decía: “La revolución es la movilización del odio”. Sin duda debió sembrarlo abundantemente entre sus compatriotas para lograr movilizarlos.

         Viendo la presencia de niños en algunas manifestaciones públicas blandiendo banderas, me da igual las que sean ni lo que reivindiquen, pienso si esos padres son realmente conscientes de la educación que están dándole a esos hijos, si estarán aleccionándolos con plena responsabilidad, si los utilizan sin medir el alcance de esa manipulación y  radicalización.

         Los padres son también responsables de a qué centros educativos llevan a sus hijos y de la formación que en ellos se imparte. Se puede sembrar en esos jóvenes corazones valores positivos de solidaridad y amor hacia sus semejantes, pero también, y es lo lamentable, el odio hacia personas o colectivos que puede, y de hecho así es, derivar en atroces crímenes.

         Un jugador de futbol argelino, compañero de vestuario de Xavi Hernández (apellido español donde los haya), declaraba recientemente: “Xavi me ha dicho que en Cataluña se enseña a odiar al Real Madrid”

         En el País Vasco llevó al crimen. El odio excluyente y separatista no puede traer nada bueno, tampoco para el que odia. Informes publicados de colectivos de profesores catalanes denuncian el adoctrinamiento que en muchos centro educativos se lleva a cabo con niños y no digamos ya en universidades. ¿Qué sociedad independiente, basada en el odio, pretenden construir?

MALDITA LEY ELECTORAL ¡!!


  Publicado en el diario La Razón el jueves 14 de marzo de 2019


     Decía recientemente Narciso Michavila, presidente de GAD 3, empresa especializada  en estudios sociológicos y encuestas, que todos los países quieren la Ley Electoral de los otros, nadie está contento con la suya y es posible que sea así, pero estoy seguro que ninguna es tan nefasta como la nuestra.

         ¿Cómo es posible, por ejemplo, que en las últimas elecciones catalanas, los independentistas obtuvieran un apretado cuarenta y ocho por ciento y sin embargo por el número de escaños pueden gobernar, o lo que sea que hacen?

         ¿Cómo es posible que durante cuarenta años, los dos partidos mayoritarios en España, PP y PSOE, hayan tenido que gobernar, en muchas ocasiones, accediendo a las exigencias de los partidos separatistas catalanes y vascos?

         ¿Por qué, esos dos partidos que han gobernado en alguna ocasión con mayorías absolutas, en tres ocasiones el PSOE y dos del PP, no han aprovechado para cambiar la Ley Electoral?

         Es difícil entender la negativa de los dos partidos mayoritarios a reformar la ley. Ahora, con cinco partidos que se presentan en las cincuenta y dos circunscripciones, y la indudable ventaja para quienes solo lo hacen en tres o cuatro circunscripciones, caso de vascos y catalanes respectivamente,  los resultados, en número de escaños, seguramente no van a tener nada que ver con el número de votos obtenidos por cada formación política.

         En Andalucía la sorpresa fue Vox, que obtuvo más del doble de los escaños que le concedían las más favorables de las encuestas. En las próximas generales, municipales, autonómicas y europeas que vamos a tener desde el 28 de abril al 26 de mayo, ya Vox no será sorpresa, pero no es fácil que los tres partidos de derechas sean capaces de formar gobiernos. 

         Según el número de escaños en juego, los votos de Vox, en el supuesto de que este partido sea el que obtiene menos de los tres de derechas, podrían favorecer al PSOE. De ahí algunos mensajes que circulan por las redes sociales recomendando a los votantes de derechas que, según donde, voten al PP, Ciudadnos o Vox.

         Habida cuenta de que el PSOE volverá a aliarse, para formar gobiernos, con todos los partidos con los que ganó la moción de censura, es decir, Podemos y sus confluencias, separatistas e independentistas, la victoria de Pedro Sánchez a nivel de gobierno nacional y del PSOE en las demás elecciones, parece muy clara.

         Solo habría una posibilidad clara de triunfo para las derechas, presentar candidaturas únicas según en qué elecciones y circunscripciones. Cosa impensable a juzgar por las descalificaciones que entre ellos se lanzan o las reticencias de Ciudadnos a hablar siquiera con Vox.

         Así pues, a la vuelta de unos meses tendremos unos presupuestos imposibles, un déficit muy superior al autorizado por Bruselas y todo ello en un contexto europeo y mundial amenizado por los acuerdos y desacuerdos entre USA y China, una caída considerable en los índices de crecimiento económico (Dios quiera que no venga una nueva crisis y entremos en recesión) y la consiguiente destrucción de empleo.

         Por no referirnos a los indultos a los independentistas, las negociaciones con relatores internacionales del Estado con Cataluña, y todas las ocurrencias del Dr. Sánchez respecto al diésel, la eutanasia, la Ley de Memoria Histórica, nueva Ley de Educación, la reforma de la legislación laboral…todo menos un pacto por la educación, o la justicia o la sanidad…Sea lo que sea, habremos sido los españoles los responsables, con nuestro voto, de lo que nos venga en el inmediato futuro.