jueves, 9 de enero de 2020

EL NUEVO FRENTE POPULAR


Publicado en La Razón el 8 de enero de 2020



El primer intento republicano en la historia de España fue una experiencia corta, caracterizada por la inestabilidad política. En sus primeros once meses se sucedieron cuatro presidentes del Poder Ejecutivo, hasta que el golpe de Estado del general Pavía del 3 de enero de 1874 puso fin a la república federal proclamada en junio de 1873. El período estuvo marcado por tres conflictos armados simultáneos: la tercera guerra carlista, la sublevación cantonal y la Guerra de los Diez Años cubana.”
“Castelar equiparaba la rebelión cantonal al «socialismo» y a la “Comuna de París” y lo calificaba de movimiento «separatista» —«una amenaza insensata a la integridad de la Patria, al porvenir de la libertad»— contraponiendo la condición de español y la condición de cantonal”.
“Continuador de la visión de Castelar fue Manuel de la Revilla, catedrático de literatura de la Universidad Central, quien consideraba el federalismo como algo absurdo en «naciones ya constituidas» y que respondió al libro de Pi y Margall Las nacionalidades, alegando que la puesta en práctica del pacto federal solo traería «la ruina y la vergüenza».​ Sin embargo, la persona que más se distinguió en su ataque a la República (Federal) fue Marcelino Menéndez y Pelayo quien en su Historia de los heterodoxos españoles escribió:​
          Imperaba aquí una especie de república... Eran tiempos de desolación apocalíptica; cada ciudad se constituía en cantón; la guerra civil crecía con intensidad enorme; Andalucía y Cataluña estaban de hecho en anárquica independencia; los federales de Málaga se destrozaban entre sí...; en Barcelona el ejército, indisciplinado y beodo, profanaba los templos con horribles orgías; los insurrectos de Cartagena enarbolaban bandera turca y comenzaban a ejercer la piratería por los puertos indefensos del Mediterráneo; dondequiera surgían reyezuelos de taifas…”

“El Frente Popular no formó grupo parlamentario, durante la Segunda República española, sino que se articuló en diversas minorías parlamentarias correspondientes a cada uno de sus integrantes. El programa de la coalición, que comenzó a ser llamada “Frente Popular”, a pesar de que ese término no aparecía en el documento firmado el 15 de enero de 1935, y de que era un nombre que nunca aceptó Azaña, convertido, tras su detención por los sucesos del golpe de Estado de 1934, en un “mártir político” y en un símbolo para la izquierda”. 

Hasta aquí ni una sola palabra me corresponde, son párrafos sacados de escritos ajenos, muy extractados y sintetizados sin perder un ápice de su sentido. Así podríamos continuar transcribiendo pasajes muy dolorosos de nuestra historia de finales del siglo XIX y XX, pasajes escritos por historiadores reconocidos internacionalmente tanto de derechas como de izquierdas, muy críticos con nuestras dos experiencias republicanas.

          Pero no hace falta remontarse a historiadores que ya ellos mismos son historia, mucho más recientemente algunos prestigiosos socialistas como Joaquín Leguina, criticando esta cainita Ley de Memoria Histórica que ahora se quiere potenciar, escribía en un diario de tirada nacional: en la retaguardia republicana fueron asesinadas unas 40.000 personas, entre ellas 7.000 sacerdotes, monjas, seminaristas, incluyendo doce obispos”

 Esta historia no se enseña a nuestros jóvenes. ¿Para qué?  No hay más ciego que el que no quiere ver.