miércoles, 25 de noviembre de 2015

¡ NO EN MI NOMBRE !

 Publicado en el diario La Razón el miércoles 25 de Noviembre de 2015


         La guerra preventiva (o ataque preventivo) es aquella acción armada que se emprende con el objetivo (real o pretextado) de repeler una ofensiva o una invasión que se percibe como inminente, o bien para ganar una ventaja estratégica en un conflicto inminente. Aunque se suele presentar como forma de autodefensa, la legitimidad de la guerra preventiva es objeto de intensa disputa, sobre todo por la dificultad de ponerse de acuerdo acerca de si la amenaza es real y, caso de serlo, de si se trata de un peligro inminente que justifique el ataque, o bien se utiliza como pretexto para atacar primero.
En su enfoque clásico, la autodefensa quedaría restringida a una respuesta a un ataque armado, de acuerdo con el artículo 51 de la Carta de la Naciones Unidas
Hasta aquí lo que se entiende como una acción preventiva y lo que sería una acción de autodefensa, en un contexto de guerra declarada o inminente. Lo que podríamos equiparar al estado actual en prácticamente todo el mundo, salvo contadas excepciones. La amenaza y las acciones armadas (Irak, Libia, Siria…) o terroristas (USA, España, Francia, Túnez…) no son inminentes sino reales y actuales, ninguna acción armada sería pues preventiva sino que entraríamos de lleno en lo que el mencionado Art. 51 de la Carta de las Naciones Unidas define como autodefensa.
Al margen de definiciones, los acuerdos tomados por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o de organismos dirigentes de Instituciones como La Alianza Atlántica o la unión Europea, obligan, por los acuerdos firmados o por las normas constituyentes, a la defensa conjunta de los miembros atacados por un enemigo externo.
El terrorismo yihadista, como triste fenómeno relativamente nuevo, al menos con la virulencia, crueldad y  ensañamiento con que está actuando, no se contempla en Tratados o Cartas fundacionales, son pues, están siendo, los Organismos dirigentes los que toman esos acuerdos de autodefensa conjunta y coordinada, legitimando tales acciones.
Pero España sigue siendo diferente, como en aquel acertado eslogan turístico del franquismo “Spain is different”, y lo somos para peor. Nosotros tuvimos una tragedia, el 11M de 2004, superior en número de víctimas mortales y heridos a la de hace unos días en París y el comportamiento de políticos, medios de comunicación y ciudadanos, entre ambos países, no resiste la más mínima comparación. No es necesario insistir en lo que es de dominio público, sin embargo, si creíamos que lo habíamos visto todo, aun nos aguardan nuevas sorpresas. Innecesarias y rechazables, pero sorpresas al fin.
Resulta que habían estado mucho tiempo callados, se les echaba de menos, se les añoraba, pero para tranquilidad de los ciudadanos aun están ahí. Los vimos posando en nutridas fotografías con el simpático gesto del dedo en la ceja, los hemos visto en las entregas de los Premios Goya con unas pacifistas pegatinas con un “No a la Guerra”,  incluso en el Festival de cine de San Sebastián, reivindicando el pacifismo, la no violencia, el mandamiento cristiano de “No matarás”, pero, seguramente por olvido, jamás se han manifestado en contra del terrorismo etarra (ni en San Sebastián), o al lado de las víctimas de ese terrorismo o cualquier otro, o cuando “esos chicos de la gasolina” en definición de Arzallus, cometían las atrocidades con las que han sobrecogido a todos los españoles durante cuatro décadas.
Ahora, en esta “manifestación preventiva” según definición de más arriba, el eslogan es también atractivo y sugerente: “No en mi nombre”. No está muy claro pero todo parece indicar que se refieren a una posible, probable, obligada por acuerdos internacionales y consenso nacional, intervención de las Fuerzas Armadas españolas en el conflicto contra el DAESH, en defensa, “autodefensa” contra el terrorismo yihadista.
Francia pedirá, si no lo ha hecho ya, la participación de sus socios europeos en esta guerra en defensa de nuestra civilización y las vidas de nuestros compatriotas, que, por si no se han dado cuenta estos chicos tan distraídos, está seriamente en peligro.
El acontecimiento, en forma de marcha por la paz, la libertad, los derechos humanos (de los terroristas) y todas esas bonitas y atractivas frases que se les ocurren, tendrá lugar en Madrid el sábado 28 de Noviembre y ya anuncian su presencia, el Kichi, alcalde Cádiz, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, Pablo Iglesias, el líder carismático de Podemos y candidato, nada menos, que a la Presidencia del Gobierno, y, naturalmente los Barden, Llamazares, y algunos actores y actrices españoles del grupo de la ceja.

¡No en mi nombre!, suena bien, si detrás hubiera una causa verdaderamente justa, pero no es el caso, por desgracia para España. Estos sí que son diferentes y raros.   

domingo, 15 de noviembre de 2015

ESTADO DE EMERGENCIA

Publicado en el diario La Razón, el  sábado 14 de Noviembre de 2015

    “El estado de emergencia o de excepción es uno de los regímenes que puede dictar el gobierno de un país en situaciones excepcionales.
Este estado de emergencia se dicta, generalmente, en caso de perturbación de la paz o del orden interno de un Estado, ya sea a consecuencia de catástrofes, brotes de enfermedades contagiosas, graves circunstancias políticas o civiles que afectan e impiden la vida normal de una comunidad, región o país.
Durante este llamado régimen de excepción, el gobierno se reserva el poder de restringir o suspender el ejercicio de algunos derechos ciudadanos. Los derechos restringidos pueden ser los relativos a la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad de domicilio, la libertad de reunión y de tránsito; en los sistemas democráticos, la Constitución prevé un papel del Parlamento en su convocatoria y en su conclusión. Durante ese estado las fuerzas armadas de un país pueden asumir el control de orden interno
         Hasta aquí lo que se entiende por “Estado de Emergencia” en un país con un régimen democrático en el que las leyes aprobadas en las cámaras parlamentarias regulan quien o que organismo puede declararlo y la aplicación total o parcial en todo el territorio o parte de este, e incluso si se aplica en todos sus términos o solo en algunos de ellos.
         En diciembre de 2010, el Gobierno Socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, por primera y única vez en la democracia, por ahora, decretó el Estado de Emergencia o de Alarma para atajar la situación creada por las huelgas de controladores aéreos que obligaron a cerrar el espacio aéreo, la militarización de los controladores y la intervención de controladores y mandos del Ejército del Aire.

         El 11 de marzo de 2004, se produce en Madrid el mayor atentado terrorista en Europa, con 193 muertos y 1.859 heridos, atribuido a una célula yihadista, aunque, a día de hoy, la opinión pública desconoce quiénes fueron los instigadores y planificadores del atentado y mucho menos el objetivo que perseguían a solo tres días de unas elecciones generales, y pese a haberse celebrado un juicio cuya sentencia, 65/2007,  fue recurrida ante el Tribunal Supremo que, a su vez, en sentencia numero 503/2008, recoge que, “aunque la reivindicación de la autoría de los atentados presenta una dependencia ideológica respecto a Al Qaeda, no aparece relación alguna con otros grupos o dirigentes de esa organización, por lo que se considera que esa célula no dependía de ningún grupo terrorista, pudiendo ser identificada, a efectos penales, como grupo terrorista independiente.

El Gobierno de Aznar, sorprendido primero y desconcertado más tarde, no supo reaccionar, no supo gestionar una situación tan grave, no se atrevió a declarar el más que justificado Estado de Emergencia, suspendiendo la celebración de unas elecciones generales absolutamente condicionadas por tan grave suceso.

No sé cómo evolucionará el llamado “procés” catalán por la independencia de aquí al 20 de diciembre. Tal como se están desarrollando los acontecimientos es casi seguro que el Tribunal Constitucional declare la ilegalidad de la declaración aprobada en la mañana del lunes 9 de Noviembre en el Parlamento catalán. De que el Parlamento catalán acate el dictamen de Constitucional o no, dependerán los pasos a dar por el Ejecutivo Español que cuenta con el apoyo sin fisuras de los principales partidos políticos españoles.

Ojalá me equivoque, pero si, como se ha anunciado, el Parlamento catalán inicia la aprobación de leyes de “desconexión” con el Estado Español o, dicho de otra forma, de construcción del Estado Catalán, como la Hacienda pública, la Seguridad Social o las negociaciones de la deuda, la situación general de España no sería la más adecuada para la celebración de unas elecciones generales.

Ya de por sí, sin más aditamento, las próximas elecciones van a ser de una importancia crucial para el futuro de nuestro país, con una “segunda transición” en juego, con posibles cambios en leyes tan importantes como la electoral, laboral, educación, de la justicia o incluso de la propia Constitución.

Se da, además, por primera vez, la circunstancia de tres partidos con claras posibilidades de gobierno, unas elecciones muy reñidas con nuevos actores en escena. La presión añadida de una situación tensa, o muy tensa, en Cataluña (que también vota en las generales y es la segunda comunidad, tras Andalucía, en número de votantes) condiciona de forma determinante el clima electoral y sus resultados. No se si no será, otra vez, conveniente y necesaria la declaración del “Estado de Emergencia” cuyo objetivo no es otro que tomar el control de una situación crítica para llevarlo de nuevo a la normalidad.

Retornados a la normalidad celébrense cuantas elecciones sean necesarias, incluidas nuevas elecciones en Cataluña que recompongan su panorama político, pero en un clima adecuado, lejos de las “graves circunstancias políticas o civiles que afectan e impiden la vida normal de una comunidad, región o país” que, como hemos visto más arriba, definen las circunstancias en que puede o debe declararse el “Estado de Excepción”.


 

domingo, 1 de noviembre de 2015

LOS ERRORES SE PAGAN

    Publicado en el diario La Razón el domingo 1 de Noviembre de 2015

El pasado 26 de Octubre, el ex Primer Ministro británico Tony Blair, se disculpó, en unas declaraciones, del error cometido en 2003 cuando tropas norteamericanas y británicas invadieron Irak y derrocaron al tirano Saddam Hussein.
Antes, el ex Presidente norteamericano, George Bush admitió que el mayor y más grave error de su mandato fue “creer que había armas de destrucción masiva en Irak”, achacando este error a un informe de los Servicios de Inteligencia norteamericanos.
Altos funcionarios de la Casa Blanca afirmaron, en momentos antes de la invasión del 20 de marzo de 2003, que Irak contaba con los elementos y la tecnología necesaria para construir armas nucleares y que poseía un amplio arsenal de armas químicas.
El único hecho cierto, el único precedente, era el bombardeo con armas químicas que el 16 de marzo de 1988 llevó a cabo la aviación iraquí sobre la ciudad kurda de Halabja. En ninguna ocasión posterior a este ataque realizado con una mezcla de gas nervioso y gas mostaza informes de inteligencia confirmaron la existencia de arsenales de este tipo de armamento en Irak.
En ningún informe de inteligencia, incluido el esgrimido por Bush y Blair para justificar la invasión de Irak y que fue desclasificado en marzo pasado, se afirma nada de eso, más bien al contrario, lo que literalmente asegura el informe es que “Saddam no tenía suficiente material para fabricar ningún tipo de arma nuclear” y nada decía sobre los supuestos arsenales de armas de destrucción masiva.
La crudeza de la guerra, que no terminó hasta 2010, ocasionó miles de muertes entre los invasores y los iraquíes, civiles y militares, pero hay una consecuencia directa de esta guerra, junto con la ingenuidad occidental hacia las llamadas primaveras árabes de 2010, que es el nacimiento y expansión del Estado Islámico.
Por cierto que aunque en España, en determinados sectores sociales, no interese oír ciertas cosas, hay que repetir una vez más lo exiguo de la participación española, apenas 1.219 soldados, y el carácter de ayuda humanitaria con la presencia de un buque hospital en Um Qars, cerca de Basora.
Todos nos equivocamos y las consecuencias de nuestros errores van parejas a la gravedad de estos, pero los errores de los políticos occidentales respecto al mundo árabe son de tal magnitud que forzosamente sus consecuencias también lo son.
Hemos hablado de la invasión de Irak, y de pasada de la equivocada posición de Occidente respecto a las mal llamadas “primaveras árabes” en la que se repitieron errores semejantes, esta vez con Gadafi o Ben Alí como chivos expiatorios. (Para nada defiendo sus regímenes dictatoriales y corruptos, pero ya se ve que no era esa la solución)
 ¿Qué se ha logrado con todo esos errores? ¿Cuál es el estado actual? ¿Cómo se ha creado y desarrollado un problema infinitamente más grave para nuestros países como es el terrorismo yihadista o las emigraciones masivas de refugiados que huyen de guerras de una crueldad como no se recuerda?
Ahora, Occidente, con EEUU y Gran Bretaña liderándonos, se sigue equivocando siendo tan pusilánime en su intervención en Siria, ocasión aprovechada por Rusia para ocupar una posición hegemónica en la zona.
La presencia decidida y eficaz de Rusia, que ya ha logrado éxitos militares importantes, ha empujado a los norteamericanos a intervenir por tierra, aunque casi de forma testimonial, logrando la liberación de 70 kurdos secuestrados por el Estado Islámico en una acción de fuerzas especiales que se ha cobrado la primera víctima americana en este conflicto.
Equivocarse gravemente tantas veces no puede hacer sino empeorar la situación, sin lograr el doble objetivo de neutralizar la amenaza terrorista para nuestros países y pacificar los que sufren más directamente esta guerra del mundo contra el yihadismo. El temor a nuevos y graves errores tiene ahora maniatados a norteamericanos y europeos. Unas veces se pasan y otras no llegan. Habría que conocer los informes que los Servicios de Inteligencia y los mandos militares les proporcionan y si, como en el caso de Irak, nada tienen que ver con las decisiones políticas que luego toman,…si es que toman alguna.
Tres militares españoles han muerto por España al caer el helicóptero en el que se adiestraban para defender a sus compatriotas de estas amenazas. Descansen en paz