martes, 7 de junio de 2016

NO NOS MERECEN

Publicado en el diario La Razón el martes 7 de Junio de 2016

                   Muchos de Vds. pensarán que los políticos son el reflejo de la sociedad a la que pertenecen, es decir, son como nosotros, no solo nos representan sino que realmente son lo mismo y por tanto nada nos diferencia de ellos.
         También se dice habitualmente que tenemos lo que nos merecemos, que al fin y al cabo los hemos elegido nosotros, por tanto, buenos o malos, han accedido a los puestos de responsabilidad política porque millones de españoles han pensado, no solo que merecen estar ahí, sino que son los mejores de entre los que componen la oferta electoral.
         No estoy de acuerdo con ninguna de las dos opiniones y trataré de explicarme.
         En primer lugar, y cada vez más, los políticos profesionales carecen de una preparación académica  adecuada, o en su defecto, cuenten con una experiencia laboral destacable. Normalmente esas personas que describo si están en nuestra sociedad, pero prefieren seguir con sus profesiones y no les interesa dar el paso a la política porque la legislación española no favorece ese paso y si lo dan, prácticamente  dicen adiós a su profesión.  Luego, a la política no van los mejores.
                  También se alega, para justificar  la falta de interés en la política, que los sueldos son bajos y nada atractivos para quien ya tiene una posición razonablemente estable y satisfactoria. Ninguna razón que no fuera una fuerte  vocación de servicio haría abandonar esa estabilidad para tratar de ocupar un cargo tan inestable y mal pagado.
         La Ley electoral española tiene mucho que mejorar y en distintos aspectos, pero hay uno esencial: los políticos deben rendir cuentas a quienes les han elegido, a quienes representan. Deben estar accesibles a su electorado en cualquier momento y responder de su gestión. No cada cuatro años en las urnas.
         Antes de seguir esta argumentación tengo que decir que conozco personalmente magníficas excepciones a todo esto, personas de gran valía que han dado el paso, que se la han jugado por un sentido de servicio a sus compatriotas pero ya digo que son la excepción.
         Muchos españoles eligen “al menos malo”, no se identifican con ninguno de los partidos o candidatos, no les gustan ni piensan que vayan a resolver los problemas del país, pero votan, como deber ciudadano, con la nariz tapada. Así sale lo que sale.
Sostengo, y es comprobable, que en la sociedad española existen, y hasta abundan, personas con preparación, experiencia, conocimientos y carisma para ser magníficos dirigentes políticos. Seguro que todos conocemos a varios de ellos. Sin embargo estos brillantes ciudadanos no están dispuestos a arriesgar su bien ganado estatus por mucho que les duela lo que están viendo.
Mientras tanto, ya saben, nariz tapada y al menos malo

3 comentarios:

  1. Muy bueno el artículo, y te lo dice uno que se muere de envidia porque
    no consigo que prensa alguna se atreva con mis paridas, por mucho que
    las suavice...
    JFT

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo, enhorabuena y otro abrazo fuerte. Paco

    ResponderEliminar
  3. Lo peor es que apoyándose en los votos se han sentido legitimados para crear un privilegiado reducto, se han hecho fuertes en él y han hecho de su estado un modus vivendi. No hay forma de reformar por medios democráticos la situación, sobre la que ejercen un control absoluto. Incompetentes, egoístas y encumbrados más allá de donde les hubiera colocado la lógica de la vida ¿todavía cree alguien que van a autocontrolarse?. Viven por y para ellos, camuflando detrás de sus supuestos "principios" sus verdaderos intereses.

    ResponderEliminar